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Siempre hay tensión y drama y caos y dudas y en este mismo instante, reflexiono en el hecho que esa ha sido la tónica que ha caracterizado a los grandes imperios en su etapa de decadencia y que, salvando las distancias y obviamente los contextos, con ellos no debe ser diferente.

Así pasó en el Antiguo Egipto, también en China y con los persas, luego con Roma y con Grecia, más tarde con España, Polonia, Turquía y Rusia y ahora es lo que puede estar sucediendo con los Yankees de Nueva York.

La trama

La analogía se impone y los hechos plasmados en la historia y en los libros nos dan la medida que, en materia deportiva, sobre todo en béisbol, no hay nada más parecido a un imperio que los Yankees.

Todo encaja; la ciudad, allí a orillas del río Hudson, el imponente estadio, el uniforme de telas a rayas, la mentalidad propia de esos primeros conquistadores, tipos decididos a triunfar o a morir en el intento.

Están las 27 coronas y la impronta de figuras legendarias de los diamantes; Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Derek Jeter y Aaron Judge, pero con la llegada del siglo XXI y esa Serie Mundial en 2009, ha sobrevenido un largo período de espera que ha opacado el irrefutable legado de los Mulos de Manhattan.

El presente

Catorce años después de aquel anillo, esa es la sensación que emerge en el escenario actual, esa que nos dice que ha sido mucho tiempo, que el conjunto ha cedido espacio ante el empuje de elencos como los Astros de Houston, por solo citar, esto sin obviar a una organización como los Dodgers de los Ángeles y también a los Medias Rojas de Boston.

Esta es la encrucijada con la que ha debido lidiar el dirigente Aaron Boone desde su llegada en 2018, la misma que se agudiza al día de hoy cuando miramos hacia la tabla de posiciones y vemos a los Yankees allí, con marca de 49-42, siendo penúltimos en la división este de la Liga Americana, quedando otra vez muy por debajo de esa inmensa expectativa que hablaba de una posible reconquista.

El dilema

Este viernes, los Mulos retomarán las acciones contra los Rockies de Colorado con la perenne obligación de ganar y ganar, en aras de al menos llegar a postemporada.

En este contexto, a pesar de las críticas, los fieles confiarán y de igual modo Aaron Boone y Brian Cashman se aferrarán a lo que puedan hacer Gerrit Cole y Carlos Rodón en materia de pitcheo, también al despertar de Giancarlo Stanton y a la consistencia de Aron Judge, puede incluso que, de cierta manera, apuesten por algún cambio importante este verano.

Como sea, el dilema estará y en consecuencia una interrogante se impone… ¿despierta “La Bestia” o escribimos el último epitafio?