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La mejor manera de celebrar un premio como el “Lanzador del Año” es tirar un buen juego y ganarlo. Eso fue lo que sucedió con César Valdez el jueves por la noche frente a las Estrellas Orientales. El derecho se sobrepuso a los problemas, salió de los atolladeros y guió la victoria de su equipo.
O sea, volvió a ser ese Matatán del pitcheo que tanto esperan los Tigres del Licey cuando él sale a lanzar. Dicen por allí que más vale mañana que fuerza. Precisamente eso fue lo que hubo por parte del apodado “Cinco Letras”. Usó los recursos, apeló a la experiencia y salió airoso.
“No fue mi mejor partido, pero gracias a Dios se pudo conseguir la victoria”, dijo en la rueda de prensa, una vez finalizado el compromiso. “Estamos contentos, gracias a Dios (por ser lanzador del año). Yo sé que Roenis Elías, también (Steven) Moyers y (Yuniesky) Maya hicieron buen trabajo. A algunos le faltaron las entradas necesarias”.
Hizo una pausa y prosiguió. “Ganamos el Lanzador del Año por segundo año, y nada. Al que le pique que se rasque”, exclamó.
“A mí no me afectó en nada la designación”, destacó. “A quien sí le afectó fue a otros, no a mí. Gracias a Dios se consiguió”.
Valdez no considera que hay mala comunicación entre él y Michael De La Cruz, quien es el receptor que suele recibirle. “Para nada, quizá esos innings iniciales en los que me hacen carreras es porque los otros hacen ajustes y yo tengo entonces que hacer los míos”, explicó.
Y es que el derecho tuvo que lanzar 91 envíos, 58 de ellos en strike, para poder completar los 15 outs reglamentarios y así obtener el triunfo. “Yo traté de atacar primero la zona de strike”, confiesa. “En muchos casos ellos tomaron buenos pitcheos. Pero lo más importante fue que se pudo ganar y se pudo hacer el trabajo”.
Ahora, no todo fue color de rosas para los azules y su general de la lomita. Los petromacorisanos cometieron tres errores que significaron cuatro carreras inmericidas (sucias) de las siete que facturaron en caja los dirigidos por José Offerman. “Yo siempre salgo allá afuera a hacer mi trabajo y esta noche eso fue lo que hice”, contó Valdez.
Valdez apeló a la experiencia para salir de los tapones. “Siempre pude sacar los outs importantes”.
Y ahí está, la verdad se reflejó en la pizarra y en la manera cómo el derecho encaminó al Licey a otra victoria. Sobre todo en esta fase semifinal, cuando cada conquista importa mucho y cada derrota pesa más que la roca de Sísifo.