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Hay una falsa creencia que pregona: los videojuegos son inclusivos. Nada más alejado de la realidad. Según estudios, más de un 70% de mujeres reconocen haber vivido situaciones machistas mientras jugaban a videojuegos, y un 36.4% afirma haber sido insultada en el transcurso de una partida online. Esto se experimenta más en los juegos colaborativos en línea, donde hay chats de voz que pueden diferenciarse claramente cuando es una mujer. Los comentarios e insultos que reciben las jugadoras se centran sobre todo en su condición de mujer: Desde “estás en esos días”, hasta “vete a fregar” son solo algunos de los mensajes que reciben.

Ese número va en constante crecimiento cada año: quizás porque antes se trataba menos el tema, o tal vez porque ahora las afectadas exponen más el problema en las distintas redes sociales. Lo cierto es que cada día hay más denuncias y mensajes en redes y no parece haber una solución real para disminuir ese número. Desde campañas de la UNAF: “Si no haces esto en tu vida real, ¿por qué lo haces cuando juegas?”,  hasta innumerables anuncios con creadores y figuras han tratado de atenuar la situación, pero han sido en vano.

Lo que más ha funcionado son las ligas femeninas, ligas como la Visa Valkyria o la Game Changers de Valorant, han creado un espacio seguro e inclusivo que busca desarrollar el talento femenino. Lugares donde se busca un ambiente más equitativo en todos los renglones, desde jugadoras hasta talento a cuadro. Hasta ahora ha sido un aliciente que ha ayudado a cerrar la brecha en general, pero aislar nunca ha sido la solución a los problemas. Una vez se acaba la transmisión, se recoge el confeti y las ligas cesan. Las mujeres se encuentran con la misma batalla en sus ranked en línea, día tras día. Si lo hacen mal, es porque son mujeres, si lo hacen bien, son Eloboosteadas(básicamente otros le sube el rango). No hay punto medio en donde la mujer salga bien parada.

Estamos tratando la enfermedad equivocada y no se percibe una luz que realmente resuelva el problema. Puede que arrancar el problema de raíz sea un tanto dañino para el negocio y sea mucho más rentable mantener el esquema como está, o simplemente en este momento se esté planeando llevar a cabo el verdadero plan para resolverlo. Y aunque las ligas femeninas no son la solución a este problema, gracias a todas las personas que forman parte de dicha iniciativa, pues por el momento son muy necesarias.