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Se parece a Gulliver, es imposible al observarlo, no establecer la analogía con el célebre personaje creado por Jonathan Swift y es que hace unos días frente Brasil, en cuartos de finales del Mundial de Qatar, Dominik Livakovic se agigantó, días antes había dado una clase magistral contra Japón, inmenso en la tanda de penales, mostrándose sobrio tras el gol y sus tres atajadas a la hora cero fueron la clave para que Croacia regresara otra vez a una instancia de cuartos de final.

Después, frente a los brasileños, llegaría su momento, la consagración; 11 disparos y 10 atajadas y otra vez en los penales, con sus 187 centímetros, volvió a lucir inmenso, determinante y su parada significó un mazazo psicológico importante para la escuadra sudamericana.

La figura

Croacia repetía la gesta de cuatro años atrás cuando en Rusia 2018 despacharon a Dinamarca y al elenco local para colarse por segunda vez en una semifinal.

En aquel entonces, la figura del elenco balcánico había sido el veterano Daniel Subasic, en esta oportunidad, un chico de 27 años que, en aquellas jornadas en suelo eslavo, miraba las acciones desde la banca, en esta oportunidad, Dominik Livakovic emergía como el hombre grande de un elenco croata que volvía a poner en el mapa mundial a ese pequeño pedazo de tierra situado allí, en un rincón apartado de la península de los Balcanes.

Antes y después

Livakovic se ha graduado con honores y en retrospectiva, la marcada frustración en el rostro de los brasileños al ver que no podían franquear su arco, esas imágenes lo dicen todo; la joya del Dinamo de Zagreb se situaba a la altura de los grandes; Iker Casillas, Oliver Kahn, Dino Zoff…

Como lo lee, después de Qatar, en los anales de las Copas del Mundo, habrá que dedicarle un capítulo especial a la gesta de Dominik Livakovic, antes del 20 de noviembre un completo desconocido para muchos y hoy, horas antes de la semifinal ante Argentina, varios medios lo ubican en la órbita de grandes clubes como el legendario Bayern Munich… nada más que decir.