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En el fútbol, las Eliminatorias son a menudo un torneo paralelo al Mundial en términos de dificultad y dramatismo. La Selección Argentina es testigo vivencial de esta verdad, reflejada en episodios históricos que oscilan entre la angustia y la euforia desbordante.

El episodio más reciente de esta saga de emociones encontradas tuvo lugar en octubre de 2017 en Quito, Ecuador. En un partido decisivo para clasificar a Rusia 2018, Argentina se enfrentaba a la necesidad imperiosa de ganar frente a un Ecuador ya eliminado. Los fantasmas del repechaje y la posibilidad de quedar fuera del Mundial inquietaban al equipo dirigido por Jorge Sampaoli, que contaba con Lionel Messi como su bastión principal.

De la mano de Messi, Argentina le ganó a Ecuador y clasificó al Mundial

La noche no comenzó bien para la Albiceleste, que en apenas 40 segundos se vio sorprendida por un gol tempranero de Romario Ibarra. Sin embargo, Messi emergió como un titán inspirado: igualó el marcador a los 11 minutos y poco después desató la magia con un golazo que dejó perplejo al arquero ecuatoriano. Con el Ecuador entregado en la segunda mitad, Messi selló su hazaña con un tercer gol, asegurando la victoria por 3-1 y el boleto a Rusia.

La historia de Messi vs. Ecuador: de la noche soñada con Argentina a su  racha goleadora - TyC Sports

El contexto no era menos complicado fuera del campo. La Selección atravesaba un periodo tumultuoso con cambios frecuentes de entrenador y un ambiente institucional inestable, agravado por la partida de Julio Humberto Grondona.

“Más que un partido, fue una muestra de nuestra fortaleza como equipo”, comentó Messi tras el encuentro, rompiendo su silencio mediático. “Estamos unidos y eso es lo que nos hace fuertes. Queremos dar lo mejor en el Mundial y hacerlo juntos será clave”.

A pesar de la gesta en Quito, Rusia 2018 no cumplió las expectativas argentinas. Conflictos internos afloraron en el equipo durante el torneo, culminando en una eliminación en octavos de final frente a Francia.

El camino hacia el Mundial, tan arduo como emocionante, revela la esencia misma del fútbol argentino: la lucha constante entre la adversidad y la gloria, entre las expectativas y las realidades del campo de juego. En cada ciclo eliminatorio, la Albiceleste demuestra que su historia está tejida con hazañas épicas y desafíos inesperados, marcando así un legado imborrable en el corazón de los aficionados alrededor del mundo.