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La histórica goleada de la Selección Argentina por 4-1 sobre Brasil en el Monumental, el pasado martes, no solo ratificó la brecha futbolística que separa a ambos equipos, sino que también sacó a la luz una serie de tensiones internas que están golpeando con fuerza a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Mientras la Albiceleste festejaba una victoria contundente, la Verdeamarela quedó atrapada en medio de una tormenta que amenaza con derribar a su entrenador, Dorival Júnior, y poner en jaque la estabilidad de su estructura dirigencial.

El futuro de Dorival Júnior en duda

El técnico brasileño, quien asumió el cargo a comienzos de 2024 tras el fugaz paso de Fernando Diniz y la fallida llegada de Carlo Ancelotti, parece estar en sus últimos días al frente del seleccionado. A pesar de un inicio prometedor, que incluyó una victoria ante Inglaterra en Wembley, los resultados del ciclo de Dorival Júnior se han ido empañando. En sus 16 partidos al mando de la selección, ha cosechado 7 victorias, 6 empates y 3 derrotas, lo que ha generado una creciente desconfianza en los medios y entre los hinchas brasileños.

La reciente derrota ante Argentina, sumada a otras caídas sorpresivas ante Paraguay y empates contra Uruguay y Venezuela, ha puesto en evidencia las fragilidades del proyecto dirigido por el entrenador de 63 años. En Brasil, ya se habla de su salida como “una cuestión de tiempo”, y los nombres de posibles reemplazantes comienzan a tomar fuerza. Entre ellos, figuran el exfutbolista Filipe Luis, quien dirige al Flamengo, el portugués Jorge Jesus, actual entrenador del Al-Hilal, y Abel Ferreira, técnico del Palmeiras, todos con amplio recorrido y éxitos en el fútbol brasileño. Sin embargo, el nombre de Carlo Ancelotti, actual entrenador del Real Madrid, sigue siendo el gran sueño de la CBF, aunque su contrato con el club merengue hasta 2026 complica cualquier posible llegada.

Crisis institucional en la CBF

La crisis en el campo de juego no es la única que azota al fútbol brasileño. La Confederación Brasileña de Fútbol atraviesa un momento convulsionado, con la reelección de Ednaldo Rodrigues como presidente a pocos días del partido contra Argentina. Rodrigues asumió en 2021 de manera provisional, tras la destitución de Rogério Caboclo por acusaciones de acoso sexual. Ahora, bajo su mando, el fútbol brasileño no ha logrado recuperar la grandeza esperada, y sus decisiones se encuentran en el ojo de la tormenta.

El Mundial de Qatar 2022, que terminó en un fracaso para Brasil, marcó el inicio de una etapa de incertidumbre que ha continuado con el bajo rendimiento de la selección en las Eliminatorias. La derrota ante Argentina en el Maracaná, la primera caída como local en años, y los paupérrimos números de 2023 (solo el 37% de los puntos obtenidos) han dejado al descubierto la fragilidad de la gestión de Rodrigues, que ahora enfrenta críticas internas y externas. Además, su gestión ha visto pasar por el cargo a varios técnicos interinos, como Ramon Menezes y Fernando Diniz, sin que ninguno lograra dar estabilidad al seleccionado.

El retroceso en las categorías juveniles

Los problemas de la CBF no se limitan a la selección mayor. Las categorías juveniles, históricamente dominadas por Brasil, también han sufrido grandes tropiezos. En el Sudamericano Sub-20, Argentina humilló a Brasil con un aplastante 6-0, mientras que en el Sub-17, los brasileños fueron eliminados por la Albiceleste en el Mundial de 2023. Además, el equipo Sub-23, que había ganado los últimos dos torneos olímpicos, no logró clasificar a los Juegos Olímpicos de París, dejando a Brasil sin representación en una de las competiciones más prestigiosas del fútbol mundial.

Con todos estos frentes de crisis abiertos, la goleada ante Argentina no solo significó una derrota deportiva, sino el detonante de una hecatombe interna que ha dejado a la selección brasileña en una situación límite. En Brasil, los nombres de los próximos entrenadores ya se discuten en los medios, mientras que la Confederación atraviesa días convulsionados. De cara al futuro, la Albiceleste parece más sólida que nunca, mientras que la Verdeamarela tendrá que resolver sus problemas internos si pretende recuperar el brillo perdido.