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Ha brillado, sin discusión, era su momento para hacerlo y mejor, imposible. Vinicius Jr, el ídolo de Sao Goncalo, un pueblito al interior de Río de Janeiro, un pueblito común como tantos en Brasil; de allí salió Vinicius para comerse al mundo y hoy en el Mundial de Qatar, después de pasar, por tanto, lo ha hecho.

Críticas, comparaciones, unas más absurdas, otras menos, que si el baile de Vinicius, que si Ansu Fati o Dembelé, que si era un jugador sobrevalorado, un capricho de Florentino Pérez y así se dijo tanto, pero el tiempo como siempre ha puesto las cosas en su lugar.

En el momento indicado

Ancelotti confió, Tite también y aquel muchacho que adoraba a Neymar, hoy hace su sueño realidad, juega en su primer Mundial al lado de su ídolo y no como un mero jugador, uno más, no, está siendo un claro protagonista.

Pedían madurez y goles y a base de entrega y mucho sacrifico, Vinicius Jr mostró en la campaña anterior un adelanto de lo que hemos visto en esta y en Qatar, en el Mundial, donde los niños se separan de los hombres, ha asistido a su baile de graduación.

Tite lo convidó a que disfrutara el juego, antes había llamado incluso al propio entrenador del Real Madrid para pedirle consejos en aras de que Vinicius funcionara también con la selección, tal como lo narró Marca y dio resultado, en suelo islámico estamos ante la mejor versión.

El revulsivo

Ha sido incisivo, desde el partido inicial ante Serbia, un catalizador en los dos goles de Richarlison, luego vital en la asociación con Casemiro para liquidar a Suiza y   después, ante Corea del Sur, el premio, una auténtica obra de arte, excelente control y definición como los grandes para decorar su faena con una magistral asistencia a Lucas Paquetá.

Vinicius está en todas partes, imparable, pidiendo el balón, asistiendo, haciendo gala de esas hermosas gambetas que deleitan a millones en el orbe, demostrando que por muy adverso que sea el camino, como en El alquimista, nosotros mismos nos encargamos de darle forma a nuestro destino.

Después de Qatar, no se podrá hablar o comentar sobre aquel muchacho talentoso que prometía ser o la eterna promesa del fútbol brasileño, no, después de Qatar, habrá que hablar del baile de Brasil y de Vinicius como uno de los mejores jugadores del momento y no es mucho decir.