Your browser doesn’t support HTML5 audio

Regreso a Récord luego de una pausa obligada. De no ser por la tosudez de Natacha Eusebio quizá me hubiera sido imposible volver a tomar la computadora para sentarme a escribir. Pero aquí estamos y venimos a resolver el tema que hice en la pregunta que aparece como título de la columna de hoy.

Elly De La Cruz fue llamado a Las Mayores por los Rojos de Cincinnati, luego de su gran desempeño en las menores. Ya este martes estará uniformándose con la novena más antigua de las Grandes Ligas. Vestirá el número 44 y será otro bigleaguer más que engalana el suelo dominicano.

Este año en Triple A De La Cruz participó en 38 juegos, tuvo 186 apariciones legales, 158 turnos oficiales, dejó un average de bateo de .298, 12 jonrones, 36 remolcadas, 38 anotadas, 47 hits, 11 dobles, 3 triples, 26 extrabases, 100 bases alcanzadas, 11 bases robadas, 26 bases por bolas, 50 ponches, OBP .398, SLG .633, OPS 1.031.

Había que ser muy miope para creer  que con semejantes guarismos  no era sólo cuestión de tiempo verlo arriba. En culquier momento lo iban a promover y así fue.

Ahora hay que esperar ver qué hace en la Gran Carpa. No es lo mismo con viola que con violín. Muchos peloteros que la desconsen en las granjas no pueden establecerse en Grandes Ligas. No estoy diciendo que este será el caso de La Cocoa sino que la historia del beisbol está repleta de casos similares.

Pero, bueno, dejemos al lado todo esto. Ya sabemos los prolegómenos, ya entendemos lo que ocurrió. Ahora cabe preguntar ¿veremos alguna vez, nuevamente, a De La Cruz en LIDOM? Mi respuesta, y, como esta es mi columna es solo una opinión y nada más, es no. Cincinnati no lo dejará jugar este año.

Ya en la temporada anterior fue un martirio para los azules contar los días en el almanaque. Cada día era menos mecha que quedaba, el tiempo se les agotaba porque los Rojos querían que el criollo descansara. La famosas “llamada telefónica” llegó más temprano que tarde.

Si eso fue mientras era prospecto, mientras no estaba en el roster regular, cómo será ahora que ya es un hombre con toga y birrete, con un futuro por delante, con todo para hacerse de una posición regular entre los nueve que abren. Cincinnati no va a arriesgar a este pelotero dejándolo jugar en la pelota invernal.

Sí, es una lástima que algo así ocurra. El beisbol del Caribe, ese que tanto amamos y vivimos a plenitud, se ha convertido, desde comienzos de siglo, en una fiesta con músicos prestados. Los equipos invernales no son dueños de los peloteros y eso hay que entenderlo.

Como también hay que entender que la pelota es un negocio y a La Cocoa el negocio ahora le abre un mundo de posibilidades. Por eso, y ese sería el consejo que yo le daría al pelotero, no puede arriesgarse a lesionarse en el invierno. Aquí, estas latitutdes, no hay dinero para pagarle a un grandeliga.

Ahora, si De La Cruz decide uniformarse con el Licey será por decisión propia, porque él lo estima necesario para terminar su desarrollo o porque Cincinnati quizá considere que cogiendo unos “turnitos” en el invierno terminará de forjarse ese pelotero que tanto han esperados. Así lo veo yo.

Listo, se acabó el juego.