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El Gran Premio de Las Vegas no solo fue testigo de la coronación de Max Verstappen como tetracampeón consecutivo de la Fórmula 1, sino también del creciente roce entre los pilotos de Ferrari, Carlos Sainz y Charles Leclerc. Ambos llegaron a la pista con opciones competitivas, pero lo que parecía una batalla deportiva terminó en un nuevo episodio de tensiones dentro del equipo italiano.

Desobediencia y críticas en radio

La polémica comenzó cuando el equipo Ferrari transmitió órdenes claras a sus pilotos para evitar enfrentamientos en pista. A Leclerc se le aseguró que Sainz no lo presionaría, pero el español, en un intento por ganar la posición, desobedeció las instrucciones y adelantó a su compañero. “Se ha dicho a Carlos que no adelante”, comunicó Ferrari a Leclerc, lo que generó una respuesta irónica del monegasco: “Probad a decírselo en español”.

Tras finalizar la carrera, el enojo de Leclerc quedó evidenciado por radio. A pesar de intentar moderar sus palabras, dejó un comentario que ha generado controversia: “Ser majo y correcto me jode todo el puto rato. Sé que necesito callarme, pero siempre es lo mismo”. La tensión entre los pilotos se suma a una relación ya complicada, marcada por la competitividad y el deseo de destacar en un equipo que históricamente ha tenido dificultades para manejar duplas talentosas.

Errores estratégicos y tensión en pista

La carrera también estuvo llena de contratiempos para Ferrari. Mientras Leclerc enfrentó problemas técnicos que le hicieron perder posiciones rápidamente, los ingenieros de Sainz cometieron un grave error al llamarlo a boxes sin tener los neumáticos listos. Esto obligó al español a salirse del carril de entrada de forma peligrosa y a expresar su frustración por radio: “Que se despierten”.

A pesar de estos incidentes, ambos pilotos lograron terminar en posiciones destacadas: Sainz cruzó la meta en tercer lugar, seguido por Leclerc en cuarto. Sin embargo, los resultados no lograron disipar el malestar interno ni ocultar las fisuras en la relación entre los compañeros de equipo.

¿Cómo gestionará Ferrari la rivalidad interna?

La rivalidad entre Sainz y Leclerc no es nueva, pero los recientes acontecimientos han puesto de manifiesto la dificultad de Ferrari para manejar la dinámica de sus pilotos. La escudería se encuentra en una posición delicada, buscando equilibrar los intereses individuales de sus competidores mientras intenta mantenerse competitiva en el campeonato.

Las palabras de Leclerc y las acciones de Sainz en Las Vegas podrían ser un indicio de tensiones más profundas que, si no se manejan adecuadamente, podrían perjudicar los objetivos del equipo. Ferrari tendrá que tomar decisiones estratégicas para evitar que esta rivalidad interna se convierta en un problema mayor en la próxima temporada.