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Con apenas 14 años, sus seis pies de estatura la volvían una candidata perfecta para descollar en el voleibol, era lo normal; el físico idóneo para abrirse camino en esta disciplina y fue así…en su momento, allá a comienzos de los 90, Juana Arrendel aspiró a convertirse en voleibolista, pero en abrir y cerrar de ojos todo cambió.
La oriunda de San Pedro de Macorís llegó a Santo Domingo en 1994 con la idea fija en la mente de jugar voleibol, pero por una de esas vueltas de tuerca que depara la vida, descubrió en el atletismo su verdadera pasión.
La vuelta de tuerca
Arrendel también tenía condiciones para eso, el tamaño y la destreza suficiente para tomarse en serio la práctica del salto alto y luego de estar cinco meses entrenando en el taraflex, da el giro definitivo hacia el atletismo de la mano del hombre que descubrió su potencial, Luciano Álvarez.
En este punto vale recordar, que Arrendel participó incluso en unos Juegos Nacionales, representando a su natal San Pedro Macorís, compitiendo en salto de altura y ese fue el momento en el que llega su primera medalla.
El ascenso
La génesis de la leyenda de Juana Arrendel, estuvo allí, en esos Juegos Nacionales de San Juan y después el ascenso fue imparable; medalla de oro en tres Juegos Centroamericanos y del Caribe y aquel título histórico en los Juegos Panamericanos de 2003.
Fue la mejor en la historia del salto alto en Dominicana, al lograr estas hazañas en una prueba tradicionalmente dominada por Cuba y su reinado en los Centroamericanos de Maracaibo 1998 y San Salvador 2002, sentó las bases de lo que vendría después en casa, durante los Panamericanos de 2003.
Todavía están bien frescos los recuerdos de aquella batalla ante la cubana Yanianni Arguelles y la estadounidense, Stacy- Ann Grand; una batalla a la que Arrendel llegaba marcada por las sombras del dopaje, pues cuatro años antes, en 1999, en los Juegos Panamericanos de Winnipeg había dado positivo a estanozolol.
El legado
Fue su momento para redimirse y lo hizo ganando una histórica medalla de oro frente a su afición, logrando después otra corona en los Centroamericanos del 2006, allá en Cartagena y ya en 2010, con dos Juegos Olímpicos en su haber, Atlanta 1996 y Atenas 2004; Juana Arrendel decide retirarse, pero aquella alumna aventajada del profesor Bernardo Clark era una leyenda viva. del deporte dominicano.
Hoy su nombre se puede leer allí, en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.
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