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Marileidy miró a su alrededor, lo hizo rápido, con una mirada fugaz, no quería perder la concentración, sabía que no lo podía hacer, había pasado mucho para llegar allí, así rodeada de gente, de miles de gentes; fanáticos, periodistas, el mundo entero con los ojos puestos en esa final olímpica de Tokio.

El tiempo había pasado rápido, 25 años, desde que en aquel 1996, un 25 de octubre, Marileidy Paulino viniera al mundo y de correr descalza por los caminos y veredas de Don Gregorio había llegado a la pista olímpica en Tokio.

Génesis 

Pocos, quizás ni ella misma podía imaginar semejante desenlace seis años atrás, allá por 2016, cuando en su natal Nizao decidió adentrarse en el deporte a los 19 años, una edad tardía para muchos, pero había un motivo de fuerza mayor, ayudar a la familia.

Primero fue el balonmano, una disciplina sin tradición en Quisqueya, luego casi por azar, se asomó a las pistas, comenzando a correr sin zapatos, después con unos tenis prestados y cuando las cosas empezaron a salir y se tomó en serio lo del atletismo, pudo comprar sus primera zapatillas.

El despegue

Ya en 2018, durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe, se vieron los primeros destellos de lo que Paulino podría lograr al más alto nivel; medalla de bronce en el relevo 4×100 y la sensación que en el plano individual podía aspirar a más.

Ese fue el punto de giro, hace cinco años, en la legendaria Barranquilla, al ritmo de cumbia, pudo haber nacido la colosal atleta que vemos hoy.

No fue casual, ese día en Tokio, mientras esperaba el pistoletazo de arrancada, Marileidy Paulino sabía que estaba haciendo historia y fue una medalla de plata, plata olímpica en 400 metros y si fuera poco, en el relevo mixto 4×400, repitió el metal plateado para refrendar sin discusión uno de los grandes momentos del deporte dominicano en todos los tiempos.

 El presente

Con apenas 25 años, en septiembre último Paulino siguió extendiendo su legado al ganar la Liga del Diamante, siendo la primera dominicana en lograrlo, antes, en el Mundial de Eugene, había tocado la gloria; oro en 4×400 mixtos y plata en 400 metros.

Está en la cúspide de su carrera y con París 2024 a la vuelta de la esquina, todo puede ser posible para Marileidy Paulino, aquella muchacha que corría descalza por las veredas de Don Gregorio, esa que nunca se rindió.