Your browser doesn’t support HTML5 audio
Con el último punto en el tie-break se desató la locura en el Pabellón de Voleibol de Santo Domingo; era un verdadero manicomio, República Dominicana vencía a Cuba, 3 sets a 2 y lo que años atrás parecía imposible, se volvía realidad en abrir y cerrar de ojos.
La épica
La épica fue colosal, lo sigue siendo 20 años después y parece que fue ayer, cuando una joven de apenas 25 años, Milagros Cabral, emergía como líder de aquella generación histórica.
La historia de las Reinas del Caribe pudo empezar ahí, estaba el recuerdo de aquel grupo que en 1946 había logrado el oro en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, Colombia, pero aquella victoria ante Cuba marcó un antes y un después en la historia del voleibol femenino y estaban Prisilla Rivera y Nuris Arias, pero la imponente Milagros Cabral descollaba con su personalidad, motivando, pidiendo la bola en los momentos de mayor presión, mostrándose sobria y ecuánime ante sus compañeras con ese carisma tan peculiar con el que ha trascendido en el tiempo.
La génesis
El suceso no fue tan casual, pues ya se venían dando pasos desde finales de los 90, cuando guiadas por Cabral, la escuadra caribeña había clasificado al Campeonato Mundial de 1998, justa en la que terminaron en el lugar 13, para sentar un auténtico precedente que dura hasta nuestros días.
Un año antes, la propia Milagros Cabral había debutado en la fuerte Liga de Japón, vistiendo la franela del Pioneer Red Wings, suceso que incidiría en el incremento de su nivel competitivo y por ende en los resultados posteriores.
La oriunda de Cristo Rey, había nacido en 1978 y en ese entonces, a finales de los 90, con apenas 20 años mostraba sus excelsas cualidades como atacadora- receptora, la potencia e inteligencia para explotar la diagonal o burlar de manera precisa a las bloqueadoras.
Luego del Mundial de 1998, Cabral recaló en el Palermo, uno de los grandes clubes de la Liga Italiana de Voleibol y en donde daría el verdadero salto de calidad que veríamos en los siguientes catorce años.
La estela de Milagros Cabral
Con este plus llegó el oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2002 y la escena quedó lista para chocar con Cuba en Santo Domingo.
Ya en el Mundial de 2002, las criollas habían repetido en el lugar 13 pero tenían el rodaje competitivo suficiente para ascender a la élite y ese momento llegaría con el oro en los Panamericanos de 2003.
Desde entonces, Dominicana se convertiría en un sempiterno animador de los principales torneos en el orbe, Olimpiadas, Mundiales, Juegos Centroamericanos y Copas Panamericanas; siempre con Milagros Cabral como referente.
Aquella joven que había cautivado a todos cuando jugaba con los Cachorros de Cristo Rey, ya era respetada en los grandes circuitos internacionales, Italia, España, Japón, Rusia, en donde logró sumar la experiencia suficiente para ayudar a la selección nacional en la obtención de nuevas medallas; oro en los Centroamericanos de 2006 y 2010, también oro en las Copas Panamericanas de 2008 y 2010, así como en el torneo Norceca de 2009 en Bayamón.
El retiro
Tres años después en Londres 2012, ya con 34 años, volvió a sacar la casta y mostró los galones necesarios para que las Reinas del Caribe obtuvieran un histórico quinto lugar en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.
Con este resultado, Milagros Cabral marcó su retiro como jugadora profesional, luego de 14 años llevando el número 10 en su dorsal y tras ganar 13 medallas en la arena internacional, siempre poniendo bien el alto la bandera de Dominicana.