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Hasta ese cuarto set pensamos que sí, que habría venganza, que las Reinas volverían a ser las Reinas y que el sueño de estar en París podía volverse realidad, pero otra vez los hechos nos volvieron a pegar en la cara, haciéndonos entender que simplemente en la Liga de Naciones de Voleibol Femenino no hay tiempo para especulaciones ni cosa por el estilo.

Como lo lee, un año después, República Dominicana e Italia volvieron a verse las caras en el máximo certamen a nivel de selecciones dentro del deporte de la malla alta y allá en el Coliseo de Hong Kong, luego de más de dos horas de partido, tras un vibrante cuarto set y un dramático tie-break, las criollas cayeron otra vez.

Las acciones

Hubo de todo en suelo chino, momentos malos y buenos, actuaciones espectaculares y también mediocres, emoción contenida y tensión sin límites y al final, tal como había sucedido en el mes de junio de 2022, el 3-2 en la pizarra reflejó el actual momento de la escuadra caribeña.

Luego de caer 16-25 en la primera manga, las dominicanas lograron responder en el segundo parcial para ganar por idéntico margen y sin titubear mantuvieron el paso en el tercero, 25-21, pero como una si de una novela negra se tratase, en el cuarto regresaron los mismos demonios de tiempos recientes; problemas en la recepción, mala defensa y pésimos pases.

El desenlace

Italia ganó 25-22 y con el ímpetu que le daba el mazazo psicológico de haber sacado ese parcial, entraron con un ritmo arrollador al quinto set y las pupilas de Davide Mazzanti no pararon hasta el 15-10.

Una sentida derrota que exacerba el estatus del combinado antillano de cara a la recta final del torneo y pensando en el principal compromiso de 2023, el preolímpico de China, allá en septiembre.

Por las Reinas, descollaron Brayelin Martínez con 18 puntos y Jineiry Martínez con 16, aunque resulta válido destacar el aporte de Geraldine González sobre todo en lo referente al bloqueo.

Si bien las nuestras logran sumar un punto en este encuentro, el nuevo fracaso las sitúa con forja de 2-4 en una posición en extremo complicada, pensando en una posible clasificación a la instancia decisiva del evento.