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Cuando se escriba la historia de Dominicana en los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, de seguro habrá que reservarle un lugar especial al equipo de voleibol masculino y es que antes de arrancar el torneo de la disciplina en el magno evento regional, los pronósticos indicaban que los criollos debían quedar en la fase de grupo, sin embargo, hoy, mientras escribo, se aprestan a disputar a discutir el título.

Como lo lee, este domingo 2 de julio, a las 7 de la noche, hora de Quisqueya, el seleccionado dominicano volverá a la cancha del Palacio de los Deportes Carlos El Famoso, de San Salvador para pugnar por la medalla de oro.

Una gesta memorable

Luego de someter este sábado a Puerto Rico en un vibrante partido 3-2, los de la tierra del merengue, ya con medalla de plata en el bolsillo, intentarán decorar la gesta de la mejor manera posible…derrotando al imponente elenco cubano.

Desde el primer día, los nuestros han reescrito la historia en esta lid, venciendo a México por 3-1 y hace unas horas, tal como mencionamos eclipsaron el poderío del combinado boricua, el vigente campeón centroamericano.

La antesala perfecta

Fue un partido dramático, la antesala perfecta para llegar en la mejor forma posible a este cotejo final. Luego de perder el primer set 25-21, los quisqueyanos se impusieron por igual marcador en la segunda y tercera manga, para caer en el cuarto 25-23 y llenarse de gloria en el tie-break al imponer su garra 15-11.

Así llegan a este duelo con Cuba, el gran favorito para la mayoría de los especialistas, pero más allá de teorías y pronósticos muchas veces superfluos, está claro que el taraflex es quien dice la última palabra.

Claves

Otra vez la eficiencia en recepción y defensa de campo serán claves, esto sin obviar el rol protagónico del bloqueo, elemento este que debe funcionar casi perfecto en pos de reducir el impacto del  ataque cubano.

De igual modo, será vital para Dominicana poder contar con la mejor versión de sus grandes referentes ofensivos, hablamos de Héctor Luis Cruz, así como de Wilfredo Hernández y Henry Tapia.