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Ganaron, en esos 12 minutos se decidió todo y hubo drama y excesiva tensión y un cúmulo de sensaciones encontradas, emociones que se reprimieron hasta ese silbatazo final.

Ganaron y debieron pasar siete años para que otra vez, el Heat de Miami viera la luz allí, en ese rincón sagrado del lejano Colorado y de nuevo, como tantas veces, el tiempo valió la pena…era el segundo juego de las Finales de la NBA.

Los de Florida ganaron, lo hicieron cuando nadie creía en ellos y empataron la serie y el marcador final de 111-108 refleja a las claras lo cruenta que fue la batalla que se vivió allá en el ya legendario Ball Arena, el templo de los Nuggets de Denver.

La clave

Algunos hablan de Butler, otros de Bam Adebayo, pero tras la calma, luego de esa delirante emoción, la idea que se impuso fue la del equipo, el equipo por encima de todo y de todos….

El grupo, el colectivo, la unión, el constante empeño, el no cejar nunca a pesar de las adversidades; es la cultura del Heat, esa que emergió a finales de los 90, cuando apenas la franquicia llevaba una década compitiendo en las duelas de la NBA, es el legado de tantos, quizás la obra perfecta, el sueño hecho realidad de Pat Riley, un tributo a la grandeza en toda su dimensión.

La mística de Pat Riley

Riley tiene 78, el pelo blanco, la nariz aguileña y la mirada limpia y así, con ese porte, siempre elegante, el hablar pausado, el verbo dúctil, el epíteto preciso, de esta manera nos recuerda siempre, en todo momento, el calado imperecedero de su auténtica figura.

Hoy, cuando en Miami se aprestan para el tercer partido de las Finales, otro tercer partido en otra Final, la séptima en este siglo; hoy resulta imposible hablar del Heat y del éxito del Heat en estos 35 años sin mencionar a Pat Riley.

Pat Riley el que debutó en las duelas de la liga allá a finales de los 60, vistiendo la franela de los Rockets de San Diego y después con los Lakers fue campeón en 1972 y más tarde, en el epílogo de su carrera como jugador fue pieza clave para que los Suns ganaran un título de Conferencia.

La leyenda

Ese fue Pat Riley, el mismo que se retiró en 1976 y después como entrenador, en los 80, marcó una época en el banquillo de los Lakers y sus cuatro anillos por aquel entonces, lo pusieron a la altura de leyendas como el propio Red Auverbach.

En el instante que Riley llega al Miami Heat, procedente de Nueva York y toma las riendas del nuevo proyecto, luego de aquellas épicas contra Phil Jackson y los Bulls, para ese momento era uno de los tipos más respetados en el universo del básquetbol.

Una y otra vez…Pat Riley

Todo cambió, se fue, regresó en 2006 y con un equipo hecho a su medida, Wade, Shaq, Alonzo, Haslem, ganó el primero y sentó las bases para eso que conocemos hoy como era Spoelstra y los títulos en 2012 y 2013, la presencia casi perenne en playoffs, la final en 2020, antes aquella otra en 2011 y ahora, otra vez contra todo pronóstico, de nuevo allí, a las puertas de la gloria.

Es la mística de Pat Riley, el presidente, ” El Padrino”, ese que junto a Popovich puede ser una especie de último templario del baloncesto; están los hechos, sí y una historia que en tiempo presente todavía se sigue escribiendo.