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Este pasado domingo el conjunto de los Philadelphia Sixers cayó ante los Boston Celtics en el séptimo y decisivo encuentro de la semifinal de conferencia del Este, y con ello se dilapida otra posibilidad más de que James Harden dispute un campeonato de liga.
Estamos hablando de todo un personaje más que consagrado de la NBA, con un nombre hecho y reconocido, además de múltiples récords alcanzados en fase regular y en postemporada; porque siempre vale acá recordar que son ya 14 campañas dentro del mejor baloncesto del mundo, y en todas ellas ha sabido lo que es jugar en los Playoffs.
Desde sus inicios por los lados del Oklahoma City Thunder, al comandar aquel equipo en donde coincidiera con Kevin Durant y Russell Westbrook, para luego recaer en los Houston Rockets y ser el líder de este equipo hasta por 8 buenas temporadas, pero se llegaron a tropezar en par de veces con Stephen Curry y los Golden State Warriors.
Entonces el nivel de frustración le ha llevado a formar parte de lo que parecía ser un proyecto serio y más que ambicioso como el de los Brooklyn Nets; pero ya sabemos lo que allí ha ocurrido y ni siquiera pudo durar más tiempo de lo que estuvo en Oklahoma.
Las ganas de querer lograr un tan anhelado objetivo le llevó a cambiar de aires nuevamente, y es cuando hace un año concreta con los Philadelphia Sixers, con el gran detalle de haber aceptado reducción de salario, a sabiendas que junto a Joel Embiid podía lograr lo que antes no pudo.
Esta vez, ha caído de nuevo en la misma instancia que el año pasado; primero fue el Miami Heat en la edición anterior, lo que hiciera que su hambre de victoria se siguiera incrementando, y con un tercer lugar en la conferencia del Este, el camino se estaba labrando bien.
Si bien sabemos que las victorias se logran en colectivo, Harden ha sido figura en todos estos equipos mencionados; es decir, si él está bien, a su equipo muy seguramente le irá bien; por lo que siempre al quedarse fuera de competición muchas miradas caerán sobre su persona.
Pero sería algo injusto solo señalarle a él sobre sus constantes eliminaciones en esta etapa de torneo; quizás sea otro de esos casos de un jugador que se convierte en leyenda de la liga y se tenga que retirar sin anillo de campeón; ahí están los casos más famosos, como Charles Barkley, o la dupla histórica del Utah Jazz conformada por John Stockton y Karl Malone.
Aún le queda tiempo y condiciones para seguir intentándolo; bien lo conocemos y seguro lo querrá seguir intentado, como buen guerrero que ha sido, y pues la palabra fracaso no existe en su vocabulario.