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Hasta la plataforma de Netflix se dio a la tarea de impulsar un documental el año pasado sobre aquel lamentable y bochornoso acontecimiento acontecido el 19 de noviembre del 2004 en el escenario del “Palace of Auburn Hills” de Detroit, que aún a la fecha de hoy, la NBA no ha podido olvidar del todo.
Corría la temporada 2004-2005, en la que los Indiana Pacers habían comenzado de muy buena manera esa edición, con un registro inicial de 6-2, quienes enfrentaban a los campeones defensores Detroit Pistons, que a su vez llegaban con balance algo irregular de 4-3, teniendo a Ben Wallace como una de sus figuras y que justo esa noche regresaba luego de una leve lesión.
El partido se terminaba decidiendo ya faltando menos de un minuto, con dos tiros libres acertados por Stephen Jackson y los Pacers dominaban con marcador de 97-82; la posesión era de los Pistons, cuando precisamente Wallace intentó hacer una fuerte volcada, pero al parecer esto no le gustaría a Ron Artest, quién trató de impedirlo a través de una dura infracción flagrante.
Wallace, molesto e impotente por la ya consumada derrota de su equipo, reaccionó inmediatamente manoteando el rostro de Artest (quien luego se cambiaría el nombre a Metta World Peace) y debieron intervenir todos los jugadores de ambos equipos; Artest de forma provocadora para muchos, se llegó a acostar sobre la mesa técnica.
Esto último llegó a ocasionar que desde la tribuna, un aficionado de nombre John Green le lanzara un vaso con gaseosa y le impactara en la cara; acá se terminó de desatar la furia de Artest, quien se ha atrevido a buscar al personaje para agredirlo directamente; acto seguido, Jackson también ingresaría a las gradas para lanzar algunos puñetazos también.
Todo se salió de control; Jackson logró tumbar a otro aficionado, y su compañero Jermaine O’Neal estuvo a punto de rematarlo, algo que no llegó a ocurrir porque en su carrera se terminara resbalando; el propio Reggie Miller en el documental de Netflix asevera que de no resbalarse, pudo haberlo matado.
Sonaban las alarmas en la ciudad de Detroit, y de inmediato tenían que hacer acto de presencia efectivos de la seguridad pública para reforzar a los que ya se encontraban en el “Palace”; el partido no se volvería a jugar, y de a poco el público iba desalojando el recinto, en medio de incertidumbre y mucho llanto de algunos niños.
Ha sido sin duda el día más negro en todos los 75 años de esta liga, y lógicamente las decisiones posteriores no se hicieron esperar; siendo la más categórica la suspensión por toda la temporada y una multa de $ 5 millones a Ron Artest, además de realizar labores dentro de la comunidad y asistir a sesiones de terapia con psicólogos por lapso de 6 a 12 meses.
La NBA se vio obligada a modificar sus medidas de seguridad en sus recintos, así como a restringir el consumo de bebidas alcohólicas, además de disponer de al menos 3 efectivos de seguridad entre los jugadores y los aficionados; en ese entonces, David Stern era el comisionado de la liga.
Fue un duro golpe a la imagen de tan prestigiosa liga; Artest y todos los jugadores involucrados en aquella gresca no volvieron a ser los mismos después; los Pacers eran serios candidatos a trascender en ese año, y solo lograron jugar hasta la primera ronda de la postemporada. Lo tenían todo para ser campeones de la NBA.