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Cualquier persona que vea jugar a Julio Rodríguez notará que se trata de un talento como pocos. No obstante, también se dará cuenta de que se trata de un muchacho atlético, portentoso y bastante arriesgado, una cualidad poco vista en el béisbol de estos tiempos. El oriundo de Loma de Cabrera se ha dejado el físico en varias oportunidades; no importa si es corriendo las bases o intentando fildear una bola, lo cierto es que él siempre da todo lo que tiene y un poco más.
Por esa razón, no resulta extraño que la mayoría de los analistas y entendidos del juego se preocupen por su integridad física de vez en cuando. De hecho, el tema volvió a la palestra luego de que en uno de los juegos del actual Spring Training se golpeara contra la pared del jardín central intentando atrapar una pelota bateada por Elvis Andrus, hombre de los Medias Blancas de Chicago.
No piensa bajarle
Sin embargo, aquellos que le aconsejan a J-Rod que vaya con un poco más de cuidado, tendrán que quedarse con el deseo de que lo haga. El chico ayer confirmó una vez más que esta es la única manera de desenvolverse que conoce. Ante los medios manifestó: “Yo nunca voy a bajar el ritmo. Siento que, mientras mi cuerpo me lo permita, voy a salir a hacer todas las cosas de las que soy capaz”.
También aclaró: “Yo siento que uso mis habilidades cuando tengo la oportunidad de hacerlo. No es como que siempre juego de forma imprudente. Siento que, si se me presenta una jugada, estoy listo para hacerla, en lugar de estar siempre fuera de control y arriesgándome sin necesidad. Siento que me preparo para que cada vez que le pida a mi cuerpo que haga algo, lo pueda hacer. Así que siento que es eso, simplemente ser inteligente, pero al mismo tiempo, sabiendo que cada vez que venga una jugada así, voy a estar listo para hacerla”.
La aclaración es tajante, pero al mismo tiempo pone en evidencia la madurez de un joven que sabe dónde está y lo que quiere lograr. Sin lugar a dudas, otro ejemplo más de que Julio es diferente del resto.