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Quedará, pasarán las horas, los días, meses y años pero el recuerdo de este día que pudo ser un domingo cualquiera, quedará en la memoria de todos, no solo de los cubanos, también del mundo entero en general.

Quedará y dentro de una década o dos, al mirar atrás, este 5 de marzo se recordará como el día donde al menos por un momento, nadie habló de la política ni de los políticos, al menos no fue lo más importante; como tampoco se habló del odio y de los odiadores, ni del desamor, ni del miedo.

Y fue hermoso…

Este 5 de marzo quedará como el comienzo de algo que una vez se soñó y era hermoso y con el tiempo, al consumarse, fue más hermoso aún.

Hubo lágrimas y risas y abrazos y otra vez el orgullo inundó el alma de millones. Este domingo, allá en un pedazo de tierra del lejano Taiwán, por primera vez un equipo Cuba de béisbol, salió a jugar con peloteros de Grandes Ligas.

No importaron los términos absurdos,ni parias, ni traidores, ni gusano, ni nada; todo fue por el béisbol, por Cuba y por los cubanos.

Y la victoria hubiese sido el último eslabón para decorar de modo perfecto el instante, un instante que desde ya estará perpetuo en nuestras conciencias, pero se perdió 5_4, a solo horas de empezar el quinto Clásico Mundial, no obstante, más allá de la derrota, fue memorable el hecho de poder ver con la franela tricolor a hombres como Yoan Moncada, Luis Robert Moirán y Yoenis Céspedes, así como a otros menos conocidos como Ronald Bolaños, Andy Ibáñez y Lorenzo Quintana.

La mejor sensación 

Se perdió y a pesar de ser un juego de preparación, cuentan que algunos alarmistas ya saltaron por ahí con sus comentarios pírricos cargados de pesimismo, sin embargo las sensaciones, todas, son las mejores e incluso, a solo horas de ese primer juego pautado ante Países Bajos, con el que dará inicio el magno evento; la mayoría de los entendidos ven al elenco criollo, con posibilidades de avanzar  en el certamen.

Después de mañana quedará la nostalgia pero a la vez, se impondrá esa perspectiva  de otro comienzo, de lo nuevo; muchos ya hablan de otra era y el aficionado cubano necesitaba eso, tener una razón para volver a creer y en este punto, con el recuerdo de aquella épica en 2006 emerge la idea de que en Asia no terminará la historia del equipo Cuba en el quinto Clásico Mundial, una historia que bien pudo haber tomado forma este domingo de marzo que ya no será un día cualquiera.