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Eso lo habíamos visto antes, así, como una trágica historia que tiende a repetirse una y otra vez, como un deja vu, como Sísifo cargando su roca o el Eterno Retorno de Nietzsche.

Ayer en el Truist Park, allá en el corazón de la profunda Georgia, en la tierra del legendario Hank Aaron, donde se desarrolla buena parte de las tramas que nos cuentan Alice Walker y Toni Morrison en sus obras, allí, otra vez el béisbol volvió a marcar la pauta.

Casi dos meses y medio después de haber comenzado la nueva temporada en Grandes Ligas, los Mets de Nueva York volvían a medirse ante los Bravos en su templo sagrado y otra vez, tal como ha ocurrido antes, en 2022, en 2021 y así…otra vez los Mets volvieron a perder.

La acción

Fue la mejor crónica, la película perfecta para describir el instante que vive la franquicia de Nueva York. Los de Queens lucharon, se aferraron a la mística de Max Scherzer y a la altura del quinto inning todo pintaba bien y en el horizonte se podía vislumbrar los contornos de un anhelado triunfo, pero no…

En el sexto, Scherzer se desplomó y la ilusión se esfumó, los Bravos empataron y tomaron ventaja para minutos más tarde definir las acciones con otro par de anotaciones.

Atlanta ganó 7-5 y con el triunfo arribaron a forja de 37-24, afianzándose en la cima de la División Este en la Liga Nacional, mientras que los Mets, con récord de 30-32, se ubican terceros, mirando desde bien lejos ese añorado banderín que tanto llevan esperando en Citi Field.

Y estaba Scherzer, a ratos en su mejor versión, después opaco, irreconocible, demasiado intermitente diría y estaba Scherzer, pero eso no bastó, no bastaron sus 10 ponches en 5,2 innings de labor, ni tampoco sirvió su estampa de pitcher ganador.

El legendario Max Scherzer quedó a deber

Scherzer la leyenda, aquel que ha ganado premios Cy Young, que tiró del carro en 2019 para ganar el anillo con los Nacionales, el que siempre a pesar del tiempo y de los golpes del tiempo se ha mantenido ahí, incólume, reinventándose, dando pelea hasta el final; ese Scherzer que se ha erigido como la esperanza de los Mets a sus 38 años… quedó a deber.

Scherzer se fue sin decisión, dejó su línea con marca de 5-2 y efectividad de 3,71 y tras su labor en Georgia, superó a Roger Clemens en el listado histórico entre los serpentineros que mayor cantidad de juegos con 10 o más ponches han logrado, ello tras arribar a 111 partidos, tal como lo reseña Sarah Langs de MLB.com.

Esta fue sin dudas la nota positiva de la jornada, tal vez el rayo de luz en medio de la oscuridad, no obstante, con el paso de las horas esa perspectiva nefasta se sigue ciñendo sobre un equipo que a finales de marzo parecía que al fin estaba destinado a alcanzar la gloria, pero hoy, los hechos nos dicen lo contrario y desde ya se pueden ver las sombras de un nuevo fracaso.