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No ríe, da esa impresión cada vez que uno lo mira y así frío, demasiado frío a veces, sale a lanzar como en aquel 1 de septiembre, cuando hizo su debut hace ya once años.
Hay un acentuado corte estoico en él, está en su carácter, con sus pómulos sobresalientes y en ese mentón pronunciado y también en la rutina característica encima del box, cuando casi sin inmutarse, simplemente buscando avanzar, se vuelve una verdadera máquina de tirar strikes.
Hace casi dos años pudimos ver esto que comentamos, justo cuando un 19 de mayo de 2021, vistiendo la franela de los Yankees de Nueva York, lanza un juego sin hits ante los Vigilantes de Texas, el número 12 dentro de la franquicia del Bronx , necesitando apenas 101 lanzamientos de ellos 71 strikes.
El renacer
Allí volvió a nacer, lo habían dado por muerto, jamás pudo encontrar su mejor versión en el Globe Life Field, precisamente mientras vestía la camiseta de Vigilantes, pero en el Bronx, Corey Kluber pudo afianzar, con algo de sutileza su ritmo ganador de antes.
Lo que veíamos, no era la estela del dos veces ganador del premio Cy Young, de aquel pitcher prominente que lanzaba más de 200 innings como si nada e incluso, tras las victorias, tomaba sesiones adicionales en el gimnasio, ello como parte de una ética de trabajo que lo ha distinguido con el paso del tiempo.
Nunca se rindió
Cuentan que en Progressive Field casi le erigen una estatua y que hubo tristeza cuando su lesión y que su traspaso a Texas allá a finales de 2019 sigue siendo uno de los momentos más tristes en la historia reciente de la organización de Ohio.
Con Yankees, pudo relanzar su carrera, fungiendo de abridor y dejando marca de 5-3 con efectividad de 3,83 en 80 entradas de labor.
Y entonces, apostó por ir a Saint Petersburg, allá en Florida para probar el aire de Tropicana Field y de su gente y mejor no lo pudo hacer.
Kluber registró forja de 10-10 con Rays, dejando un promedio de limpias de 4,50 en 160 innings, así como 139 ponches.
El nuevo reto
No se rindió, no, jamás lo ha hecho, siempre ha descollado como una especie de guerrero templario y por esto tal vez los Medias Rojas posaron su atención él, de cara a la venidera temporada que empieza el 31 de marzo.
Es un pitcher ganador, con esa mentalidad propia de los grandes, la de persistir y por nada desistir en el empeño.
Como lo lee, en Fenway Park comenzará un nuevo capítulo en esta historia de Corey Kluber, el hombre que nunca se rindió…