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Hoy en el Coors Field, allá en Colorado, todo puede volver a empezar, al menos es la ilusión que en este minuto mantiene viva la llama en el universo de los Yankees de Nueva York.

En eso quiere creer la afición de los Bombarderos y apuestan todo a una buena salida de Carlos Rodón y a que los bates de hombres como DJ LeMahieu, Gleyber Torres y Giancarlo Stanton se prendan de una vez y por todas.

El escenario

Esta es la perspectiva que se impone en medio de un contexto, donde con forja de 49-42, los Mulos de Manhattan están pugnando por no ser últimos en la división este de la Liga Americana.

Entre lesiones y altibajos, el dirigente Aaron Boone ha tenido que reinventarse nuevas variantes en pos de conservar siquiera el orgullo que evoca la mística de ese uniforme de telas a rayas.

Así se va escribiendo la historia de los Yankees hasta este verano, sin embargo, cuando la gente clama por el regreso de Aaron Judge y porque Brian Cashman mueva sus fichas en el vigente mercado de cambios; cuando esto pasa, los fieles pueden tener una razón de peso para pensar que las cosas pueden ser diferentes.

Un inesperado protagonista

Es como talismán o una especie de tótem sagrado que, en todo momento, a pesar de la crisis trata de mantener la dinámica positiva y esa garra que históricamente ha caracterizado a los Bombarderos.

Se trata de Harrison Bader, ese que fue un ídolo en Busch Stadium jugando para los Cardenales de San Luis y que, a comienzos de agosto del 2022, llegó al Bronx con el aval de su Guante de Oro en 2021 y las ganas inmensas de mostrarle al mundo del béisbol, que estaba hecho para jugar allí, en el altar sagrado de los Yankees.

Las lesiones lo han limitado, pero, así y todo, cuando ha podido jugar, Harrison Bader ha cumplido con creces las expectativas cifradas en él.

Fue los que vimos en la última postemporada y en este 2023, si bien ha jugado 43 encuentros, ha vuelto a demostrar su valor como defensor de élite y un bateador en extremo oportuno.

El impacto

En este tramo, Bader recorta para 257/286/461, con 6 dobles, 2 triples y 7 jonrones, como extrabases, así como 30 carreras impulsadas.

Es Harrison Bader, ese que se vistió de héroe frente a Texas con largo doblete, el mismo que después decidió contra Baltimore, sonando un largo bambinazo y antes de la pausa por el Juego de Estrellas, repitió la hazaña eclipsando a los Cachorros de Chicago.

Es Harrison Bader, el que hoy abrirá de cuarto bate en el Coors Field y eso nadie lo hubiera pensado, pero es el béisbol y una y otra vez, nos sigue sorprendiendo.