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Tenía 62 años, casi lo mismo que Hemingway cuando se suicidó allá en Idaho el 2 de julio de 1961. La diabetes acabó fulminándolo y ese 8 de septiembre, cerró las ojos al mundo.
La noticia nos abrumó a todos, quedaba la esperanza de que podría seguir batallando, como lo había hecho siempre, pero no, su vida, azarosa como la del autor de El viejo y el mar, su vida acababa allí, en un rincón de Santo Domingo.
Para ese entonces, era una leyenda, pues todos de un modo u otro, sabían quien era Joaquín Andújar, aquel pitcher guapo que en los años 80 del pasado siglo, salía a lanzar en cada juego como si fuese el último.
La impronta
Marcó una época, desde su debut con los Astros de Houston en 1976, el nacido en San Pedro de Macorís impuso ese sello particular que lo distinguiría en los diamantes de Grandes Ligas, los labios apretados, la mirada desafiante y cada vez que levantaba su pierna para terminar su wind-up, el tiempo parecía detenerse.
Así se puede observar en fotos y vídeos de aquellos años, era el clásico pelotero al que todos querían ir a ver, fue de este modo en Houston, durante sus primeras siete temporadas. también en San Luis y después en Oakland.
Momento de gloria
Su período cumbre lo viviría en Busch Stadium, vistiendo la franela de los Cardenales de San Luis desde la zafra de 1981 hasta la de 1985 y si los pájaros rojos descollaron como uno de los elencos prominentes de aquella década fue en gran medida por tener a un hombre del calado de Andújar en sus filas.
En 1982 llegó su gran momento, quizás el de la consagración y a una temporada regular en la que dejó marca de 15-10 y efectividad de 2,47 en 265 entradas, le siguió una postemporada de ensueño, donde se erigió en baluarte de la conquista del anillo de Serie Mundial.
Lanzó otras tres campañas con los Cards y a ese espectacular año de 1982, le siguió la zafra de 1984, cuando llegó a 20 victorias, para más tarde, en 1985, llegar a 21 y volver a repetir en el Clásico de Otoño.
Últimos años
Esa vez no pudo ganar, los Reales de Kansas City sometieron a los Cardenales en siete juegos y esa imagen de Joaquín Andújar encarando al árbitro Don Denkinger están bien frescas. Fue expulsado y cuentan que incapaz de contener su ira, tomó un bate y la emprendió con uno de los baños del estadio.
Aquello fue como una especie de despedida, meses después saldría hacia Oakland y con los Atléticos estaría durante 1986 y 1987.
Se retiró a los 35 años, en Houston, el 30 de septiembre de 1988, dejando como registro, 127-118, con una efectividad de 3,58.
Aquel tipo corajudo y batallador, a quien todos respetaban se despedía como uno de los buenos lanzadores de aquellos tiempos.
Peleó contra la diabetes, no podía ser de otra manera, estaba en él ser así, un peleador, pero no pudo, falleció ese 8 de septiembre de 2015, diecisiete años después de haber colgado los spikes.
Vuelve a ser noticia
Su estela pareció sucumbir entre la vorágine del tiempo y de la memoria, sin embargo, hace solo unas horas trascendió que Andújar era uno de los candidatos para entrar al Salón de la Fama de los Cardenales de San Luis este 2023.
Medios como el Saint Louis Post-Dispatch y MLB.com aluden que el caribeño estará entre los elegibles, junto a Steve Carlton, David Freese, Matt Morris y Edgar Rentería.
La votación arrancaría este sábado y los aficionados podrán ejercer su voto en la página Cardinales.com/HOF. La misma cerrará el 21 de abril y el 20 de agosto próximo, se daría a conocer al pelotero inducido en el Templo de los Inmortales de la franquicia.
Sería un bonito homenaje
Esta es la primera vez que Andújar emerge como candidato y nadie duda que tiene los méritos suficientes para ser el favorito de la gente. Vivió sus mejores años allí, dejando forja de 68-53, con 37 juegos completos y 13 blanqueadas.
Si será o no, con el tiempo lo sabremos, como sea es un hecho que de algún modo terminará allí, en el altar sagrado de los Cardenales.