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Trató de encontrar el rumbo a su manera, había estado allí antes y por ende, no era una situación nueva para él; probó con sus rompientes, primero su slider, luego su sinker, logró acomodarse pero no estaba bien, sabía que no estaba bien, pero igual probó, pensando quizás en un golpe de suerte…
Primero uno, después otro y ahí debió acabar, sin embargo, segundos después del segundo jonrón, llegó otro más y un irreconocible Max Scherzer solo atinaba a bajar la cabeza, mirando fijamente al centro del diamante.
Ni en la mejor ficción
Nadie lo creía, ni él, ni Buck Showalter, ni los miles de fanáticos que se encontraban allí, en el American Family Field, pero estaba pasando; los Cerveceros de Milwaukee vapuleaban, hacían lucir mal al mítico Max Scherzer y esos tres jonrones fueron la muestra de la debacle.
- Está acabado- dijeron así, como si se estuviese hablando de un lanzador más, pero era Max Scherzer, el dos veces ganador del Cy Young, el de las más de 200 victorias y los más de 3000 ponches, el mismo que en 2019, tiró del carro para que los Nacionales de Washington se llevarán el anillo de Serie Mundial, esculpiendo su leyenda.
La venganza de Scherzer
Esas eran las ideas que rondaban ayer en el ambiente del Citi Field, justo cuando el veterano volvió a subir a la lomita; por un lado, el halo de incertidumbre por lo ocurrido en Milwaukee, por el otro, la confianza que evoca un hombre con tan inmenso legado.
Fue ante los Padres de San Diego y allí en Queens, siete meses de aquel octubre negro, cuando el propio Scherzer fue castigado por los californianos, en una trama similar a esa que vimos en Wisconsin; siete meses después de que los Frailes eliminaran a los Mets en uno de los Duelos de Comodines de la Liga Nacional, el veterano volvió a tener la posibilidad de una revancha…
La tuvo y no falló, se reivindicó como solo lo puede hacer un estelar como él, mostrándose inmenso durante 5 entradas, con solo un hit permitido, otorgando tres bases por bolas y propinando 6 ponches.
Otra vez, Scherzer
Era Scherzer en estado puro; el castigador, aquel de 2008 en Arizona, el que impuso su clase con Detroit, el del Clásico de Otoño hace cuatro años.
Los Mets ganaron, 5-0 y a la encomiable labor de Scherzer le siguieron las impecables faenas de los relevistas, John Curtiss, Drew Smith, David Robertson y Adam Ottavino; a la vez que con el madero descollaron Francisco Lindor, Jeff McNeil y Mark Canha.
Volviendo con Scherzer, tenemos que esta fue su segunda victoria de la campaña, pero más allá de la venganza, de su forja de 2-1, de su efectividad de 4,41 y sus 14 ponches en 16,1 tramos, lo mejor de todo fue la impresión que dejó este lunes ante su gente, esa de ser el líder del staff que tanto necesitan los Mets.
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