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Fue un sábado atípico, como suelen ser los sábados; el momento ideal para que algo así ocurriera. Fue este 8 de abril, pero pudo ser el 9 o el 10 o el 12 y hubiese sido especial, sin embargo quiso el destino que sucediera este sábado.
Los Cardenales de San Luis perdieron dos de los tres juegos que jugaron en Milwaukee, pero ganaron el sábado, ese mismo sábado del que hablamos, el día que Nolan Arenado conectó su jonrón 300 en Grandes Ligas.
Y se dice fácil, pero debieron pasar 10 años y más de 5000 turnos al bate, para que Arenado, vistiendo la franela de un nuevo equipo, alcanzara este hito, al que solo en sueños la mayoría puede aspirar.
La secuencia
Un swing ideal, como suele ser el swing de Nolan Arenado y a la altura del tercer inning, al barrer el home, tras chocar la pelota, todos sabíamos el final.
La bola se perdió a lo lejos, por todo lo largo del jardín izquierdo; Arenado miraba, Eric Lauer miraba, Craig Counsell, Oliver Mármol, usted, yo, todos, era el instante perfecto para que un jugador también perfecto diera forma a una épica colosal.
En segundos, la memoria evocó en sutiles flashazos los recuerdos, el debut en 2013, los Guantes de Oro, los Bates de Plata, la consagración en el Coors Field, en Busch Stadium, tocar a las puertas del MVP, la fama, la maestría, pasar los 25 y después los 30 y siempre salir al campo como en el primer día, con las mismas ganas de aquella jornada inicial en Colorado, como si no fuera suficiente todo el camino recorrido…
La clase
Es la mentalidad de un ganador, esa misma que antes de arrancar la temporada anterior, luego de un leve descenso en sus números durante 2021, esa mentalidad de Arenado lo hizo repensar sus rutinas, su mecánica, hacer un largo viaje de búsqueda y de encuentros, simplemente para recuperar la motivación y el enfoque.
Por esto ese jonrón no fue un batazo cualquiera, fue el 300, pero más allá fue el premio a tanta entrega, a la profesionalidad desmedida y a la ética de un pelotero que a sus 32 años sigue escribiendo páginas cargadas de gloria y esculpiendo a la vez su placa en Cooperstown.
Al momento de escribir este texto, Arenado compila para 351 de average, con 1 jonrón y 8 carreras empujadas, sin dudas una proyección que otra vez lo llevara a pelear otra vez por todos los premios.
Es lo que le falta, la guinda del pastel y en este punto, otra vez regreso a este sábado, el 8 de abril, el día del cuadrangular 300 que desde ya no será un sábado cualquiera, pienso, sencillamente, que fue el primer gran suceso de una campaña memorable…quizás la mejor, puede que la del tan ansiado MVP y con esto, una vez más, se ha dicho todo.
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