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Luego de aquel 2015, todos pensamos lo mismo, que en la próxima década, sería al menos uno de los buenos lanzadores en Grandes Ligas, incluso en perspectiva, siempre estuvo latente la posibilidad de que podía ser el mejor y durante los siguientes cuatro años, la idea casi se consumó.

Tenía  el talento y la personalidad, un carácter recio y esa mirada algo gélida que combinaba a la perfección con su imponente tamaño, casi 7 pies y más de 100 kilos de peso.

Antes…

Aquel año, hace ya siete temporadas, Noah Syndergaard debutó con los Mets y desde un principio impresionó a todos, tiraba 100 millas como si nada, pasaban los innings y aun el séptimo, con el mismo semblante del que hablamos estampaba los tres dígitos en la pizarra.

” Thor” le llamaron por su parecido con la deidad nórdica del trueno y de la fuerza y es que Syndergaard allí desde la lomita cada vez que caía al terminar el wind-up, era un alter ego, una especie de reencarnación de aquel dios.

La impronta

Desde ese momento fue como lo conocimos y en ese 2015 cierta mística envolvió a su figura, pues además de cerrar el año con marca de 9-7 y efectividad de 3.24 en 150 innings, Syndergaard se erigió como uno de los referentes que hicieron posible el regreso de los Mets a una Serie Mundial, quince años después.

Fue sólido, rebasó las 10 victorias en 2016, también en 2018 y 2019. De igual modo asistió a un Juego de Estrellas y quedó entre los finalistas en la votación para el MVP y el  premio Cy Young.

En su mejor momento llegó lo peor, una lesión que lo llevó al quirófano, para mantenerlo fuera de acción durante todo el 2020 y la mayor parte del 2021.

Había intentado regresar y lo hizo, pero no estuvo a su altura, además que para ese entonces su condición de segundo en la rotación del elenco de Queens comenzaba a eclipsar demasiado su figura.

La nueva oportunidad

Rodeado de esa bruma dejó Nueva York y partió hacia Anaheim, buscando empezar de nuevo a sus 30 años, sin embargo ya no era el mismo y de las 100 millas de antaño solo quedaban los vídeos y algún que otro escrito del momento.

No se encontró, en 15 juegos dejó marca de 5-8 con efectividad de 3,83 y en verano fue cambiado a los Filis.

En Pensilvania tomó un segundo aire, cerró bien, con marca de 5-2 y un promedio de limpias de poco más de 4 y en la temporada baja pasó a la agencia libre.

Otro horizonte

Se comentó de todo, que fueron varios los equipos interesados, todos con buenas ofertas, pero contra todo pronóstico, Noah Syndergaard acabó firmando con los Dodgers, por un año y 13 millones de dólares.

En este sentido, ya en medio de los Entrenamientos de Primavera, trascendió hace unos minutos la razón detrás del acuerdo de ” Thor” con los californianos y así lo contó el propio serpentinero al prestigioso Jon Heyman del New York Post:

La razón

– “… Podía haber tenido más dinero, pero quería darme la oportunidad de volver a la Serie Mundial y ganarlo todo… “-  expresó Syndergaard.

Refiere el Post y también MLB.com que en estos días iniciales en el campamento de Dodgers, ha vuelto a lanzar 96 millas durante los juegos de práctica, dejando excelentes sensaciones en sus compañeros de equipo y en la directiva.

Hay confianza, la escuadra angelina tiene un núcleo compacto de jugadores, desde Clayton Kershaw, Julio Urías y Tony Gonsolin, hasta Mookie Betts y Freddie Freeman pero sin dudas, de poder encontrar su ritmo y mostrar una versión similar a la de hace unos años, Noah Syndergaard sería clave en las aspiraciones de la emblemática franquicia.