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Es alto, mide casi dos metros, pero siempre, desde aquel año 2016 cuando debutó, siempre ha mantenido un perfil bajo y en consecuencia, durante 8 temporadas su carrera ha transcurrido tras bambalinas, no obstante él se las ha arreglado para seguir allí, jugando al primer nivel.

Uno lee y lo ve y en perspectiva pudiera dar la impresión de ser uno más, otro de esos que andan por ahí intentando abrirse paso como peloteros profesionales, pero no, a su manera Raimel Tapia ha sido un buen pelotero.

El sueño de Raimel

Y sí, el oriundo de San Pedro de Macorís, aquel que creció idolatrando a David Ortiz, a Manny Ramírez y a aquellos Medias Rojas de Boston que reescribieron la historia en 2004 y en 2007, el que después con el paso del tiempo se convirtió en un espigado bateador zurdo que daba pocos jonrones pero le pegaba durísimo a la bola; Raimel Tapia nació y creció soñando con Boston y los Medias Rojas pero debutó en el Coors Field hace ya siete años.

Con los Rockies comenzó todo y luego de aquella primera zafra, cuando en 22 partidos recortó para 263/293/263, después de ese primer año, de a poco, el quisqueyano se fue estableciendo como uno de los jugadores vitales en la dinámica de juego del elenco de Colorado, resaltando siempre por su tacto y ya para la campaña del 2019 era uno de los fijos en la alineación.

En ese entonces, Tapia vio acción en 138 partidos, compilando para un average de 275, con 23 dobles, 5 triples y 9 jonrones como extrabases, así como 44 carreras impulsadas.

La estela

Mantuvo esa línea en 2020, durante la temporada acortada por el Covid 19, llegando a promediar 321 en 51 encuentros y mostrándose ya para ese momento como uno de los buenos jardineros no solo en el viejo circuito, también en Las Mayores de manera general.

Volvió a dejar buena impresión en 2021 y en 133 cotejos legó un average de 273 con 50 carreras impulsadas.

Meses después de acabar aquella zafra, Tapia acabó recalando en Toronto y todo pintaba para que el caribeño se estableciera dentro de una organización con un proyecto a corto plazo en extremo interesante y pudo ser, proyectó para 265/292/380, pegando 20 dobles, 3 triples y 7 vuelacercas, con 52 remolcadas…

A mediados de noviembre, luego que los Azulejos fracasarán una vez más, el destino de Tapia tomaría un nuevo rumbo.

Y se hizo realidad…

Soñaba con Boston y los Medias Rojas, pero quizás nunca imaginó que a inicios del 2023, un pacto de Ligas Menores le abriría las puertas del Fenway Park.

El hombre que se había erigido en verdugo del combinado de Massachusetts, llegando a batear para 290 con 7 extrabases y  16 carreras impulsadas en 15 partidos durante 2022, iría a ese templo sagrado allí en el corazón de Nueva Inglaterra a cumplir su sueño.

El impacto

El guion ha mantenido matices similares a aquel de 2016, 2017 y 2018; Tapia no ha sido un hombre de todos los días, pero ha sabido aprovechar la oportunidad y al momento de escribir este texto, el caribeño se muestra como un verdadero azote para los derechos, recortando para 305/369/407 pegando de hit en 12 de los últimos 17 partidos y su average de 296 en este mes de mayo, habla a las claras de lo consistente que ha sido en el terreno.

Raimel Tapia ha disputado 35 juegos, dejando un promedio de 256, con 3 dobles y un jonrón como extrabases, además de 8 carreras impulsadas.

Todos hablan maravillas del dominicano, desde el timonel Alex Cora hasta buena parte de los fanáticos y en este minuto su futuro allí en Boston luce incierto ante la prominencia de hombres como Masataka Yoshida y Alex Verdugo, pero como quiera de mantener el trabajo que viene haciendo, todo puede ser posible con Raimel Tapia, ese que un día soñó con jugar allá en  Fenway Park y el sueño, tal como ocurre tantas veces, el sueño se hizo realidad.