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Por primera vez titular, Jude decidió con un cabezazo la victoria de Inglaterra frente a Serbia. Lejos del reluciente brillo de sus nombres como Kane, Saka o Foden, el joven ingles fue quién le dió los primeros 3 puntos a los dirigidos por Southgate.

Porque Inglaterra ganó por su remate. No fue mucho más el equipo inglés, del que se esperaba mucho más. Cuando Gareth Southgate reveló su once, el mundo admiró impresionado. Foden, Bellingham, Saka y Kane. La sinfonía sonaba perfecta, nítida, imponente. En el campo redujo tremendamente su volumen. Pero fue decisiva. Tres de ellos participaron en el primer gol. Ni siquiera necesita jugar a un nivel alto para ser definitiva. Un valor incalculable. Vale para ganar a ciertos equipos. ¿Le basta para ser campeona de Europa?

Aunque una sucesión de individualidades de tal magnitud no son una garantía absoluta, no hay apenas selecciones en el mundo que dispongan de tanto poder o tanta pegada en ataque como la actual selección inglesa; subcampeona en 2021, entre las favoritas en 2024. No hay términos medios para ella. Nunca ha ganado este torneo. Y hay mucha presión.

No es fácil desbordar a Serbia en ningún momento. Lejos de su pasado, probablemente, cuando copaba fases finales en los inicios de la Eurocopa, futbolistas como Kostic (lesionado antes del descanso), Milinkovic Savic, Vlahovic o Mitrovic describen un colectivo de potencia arriba, que es firme atrás; la opción por la que apostó Stojkovic ante el nivel rival.

De partida, el equipo balcánico se sintió inferior, se replegó y esperó. No aguantó ni cuarto de hora. Por muy compacto que seas, por muy bien que estreches los espacios, Inglaterra tiene tanta destreza en muchos de sus futbolistas que las certezas no existen para ningún adversario. De pronto, sin percibirlo, sin darse cuenta, encajó el 0-1. Así es esta Inglaterra.

El primer gol fue una demostración inequívoca. Su pase al espacio desbordó la banda izquierda de Serbia, la derecha del ataque inglés, para la carrera de Saka. Su trompicado centro lo transformó en el gol, poderoso, Jude Bellingham. Su llegada fue indetectable, entre el desmarque de Kane. Su cabezazo fue incontestable.

Desde el gol de Jude Bellingham, que no sólo marca goles, sino juega todo lo que quiere, con una soltura que desprende una sencillez extraordinaria, Inglaterra rompió el plan de Serbia, pero también la dirigió a un escenario que tampoco le disgustó. Liberado de las precauciones defensivas, inválidas ya desde el minuto 13, se atrevió a dar un paso adelante. A creérselo.

‘Hey Jude, Hey Jude, gritaban miles de ingleses cuando fue cambiado en el minuto 85, cuando dejó su sitio a un medio centro, Mainoo, porque Southgate veía todo en peligro en los instantes finales.