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Breel Embolo no es nigeriano, no, desde el 2014 posee el pasaporte suizo, pero hasta los 6 años vivió en la legendaria Yaundé, cuna de antiguos reinos que marcaron hace más de mil años el devenir de todo el continente africano.
Embolo no es nigeriano, es camerunés de nacimiento, posee el pasaporte suizo, pero en su sangre corre lo africano, esa identidad casi universal que tan bien recrea el célebre Wole Soyinka en sus libros y por ello, Breel Embolo, aunque vive en Suiza, tiene parte de nigeriano, de senegalés, de marfileño; se fue con su madre a Basilea con solo seis años, pero sus raíces quedaron en Camerún.
Sensaciones encontradas
Hoy en Qatar, durante la jornada de jueves de Mundial de Fútbol, Embolo anotó el gol con el que Suiza vencía a Camerún y no lo celebró, quedó como petrificado, parecía que el tiempo se había detenido allí, en suelo islámico con Breel atinando apenas a levantar sus manos hasta la altura de los codos.
“… Si marcó intentaré no celebrar, pero el fútbol es un deporte de emociones, si lo celebró no será contra mi país natal, sino porque quiero ganar…”- le había comentado Embolo a los medios, horas antes del juego allí, en el estadio Al Janoub, tal como refiere ESPN.
Y marcó, el hombre que hoy juega para el Mónaco de Ligue One en Francia, marcó, pero no celebró, se quedó estático y en su mirada cargada de incredulidad se reflejaba esa perspectiva de sensaciones encontradas; Yaundé, Basilea, su padre, su madre, el largo viaje, Camerún, Suiza, el peregrinar por la Bundesliga, el Schalke 04, el Borussia Monchengladbach, la emigración, búsquedas y otra vez, encuentros.
Histórico
En el regreso de los “Leones Indomables” a una cita mundialista, ocho años después, un camerunés les aguaba la fiesta para convertirse en el primer jugador en marcarle un gol al país donde había nacido.
Breel Embolo quebraba el sueño de Samuel Etoo, el legendario jugador que hoy es presidente de la Federación de Fútbol de Camerún, el sueño de Etoo y de millones de cameruneses de repetir aquella épica de 1990 en Italia, con Roger Milla y compañía, cuando los africanos derrotaron a Argentina en su debut.
Y Embolo pudo estar allí, al otro lado de la cancha, tratando de reescribir la historia, pero no, decidió jugar por Suiza, lo hace desde 2015. Hoy en su mirada había tristeza y mucha emoción contenida; puede incluso que en medio del césped, Breel estuviera pensando en aquellos días cuando niño en Yaundé y la nostalgia lo hizo reaccionar así, de ese modo; era su gol, su gol en el Mundial, pero en ese instante no hubo motivos para celebrar, su mirada lo decía todo.
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