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Italia, la actual campeona de Europa, se despidió de la Eurocopa tras ser superada por Suiza, un equipo que ha demostrado su calidad en las últimas competiciones. Desde el inicio, los suizos dominaron el partido, mientras Italia se mostraba incapaz de contrarrestar el juego dinámico y organizado de su rival.

Dominio suizo

Suiza, bajo la dirección de Murat Yakin, mostró un juego sólido, con una defensa adelantada que asfixió a Italia. Los tres centrales suizos se posicionaron en zonas poco habituales, presionando constantemente y dificultando las salidas italianas. Granit Xhaka, clave en el mediocampo, manejó los tiempos del partido, permitiendo transiciones rápidas y ataques efectivos.

Italia sin respuestas

Italia, que llegaba con el peso de su historia y un reciente título europeo, se vio superada. Los intentos de Chiesa y El Shaarawy por generar peligro en las bandas fueron neutralizados. La frustración se evidenció con cada pérdida de balón, y las soluciones tácticas parecían escasas.

Golpe suizo

El primer gol suizo llegó tras una buena jugada de Remo Freuler, quien culminó un rápido ataque. A pesar de intentos aislados de Italia, como el remate al poste de Di Lorenzo, el equipo de Spalletti no logró materializar sus oportunidades. El segundo gol de Suiza, anotado por Vargas, selló el destino del partido y demostró la superioridad helvética.

Italia se marcha de la Eurocopa sin haber dejado una huella significativa, evidenciando una crisis que se venía gestando desde su ausencia en el último Mundial. Por otro lado, Suiza se consolida como un equipo a tener en cuenta, con Austria también prometiendo ser una revelación en este torneo. La diferencia entre ambas selecciones es ahora evidente, con Suiza afirmándose como una fuerza emergente en el fútbol europeo.