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Al parecer algo se trama en la Confederación del Caribe. Algo sucede. Parece todo muy extraño. Ojo, lo que voy a escribir a continuación es mi opinión y solamente mi opinión. Usted puede compartirla o no, y si quiere debatirla, hágalo. También puede no respetarla, cosa que sería buenísimo. Pero que quede claro. Es mi opinión.
Comienzo. En la página de Lidom se publicó una noticias de que tanto el circuito dominicano como la liga mexicana “suscriben acuerdos de colaboración, en una reunión celebrada en la ciudad de Miami, Florida, el día lunes 28 de noviembre del año en curso, en la que estuvieron presentes los presidentes de ambas ligas”, se lee.
Y uno se pregunta. ¿Qué convenio podrían hacer estas dos ligas? ¿Permitir cambio de peloteros entre equipos? ¿Enviar técnicos de allá para acá y de acá para allá?
“Los presidentes de las 16 franquicias que las componen la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana, Inc. (Lidom) y la Liga Arco Mexicana del Pacífico, también hicieron acto de presencia”, prosigue el comunicado. O sea, como decimos por esto lares, to el mundazo
Entonces viene un texto que si uno lee entre líneas se percata de qué va la cosa. Claro, es mi opinión y, por supuesto, podría estar equivocado al respecto. Pero siempre es bueno subrayar las cosas con amarillo. De hecho, imprimí en papel el “Acuerdo de Miami” para poder utilizar el bolígrafo y hacer notas al margen.
Fíjese bien este detalle:
“Los “Acuerdos de Miami” recoge el compromiso y la disposición de ambas ligas a estrechar vínculos de colaboración en beneficio del béisbol en sus respectivos países, al tiempo que acordaron trabajar de manera conjunta para promover iniciativas y acciones a lo interno de la Confederación de Béisbol del Caribe”… Vamos a pararnos aquí. Nuevamente la pregunta ¿qué colaboración en beneficio del béisbol salvo la Serie del Caribe?
No creo que un aficionado de los Tigres del Licey o Las Águilas Cibaeñas le interese ver juego de la Liga Mexicana del Pacífico ni viceversa, a menos que de ahora en adelante, cuando los equipos de ambos circuitos necesiten peloteros pueden hacerse cambios de un lado al otro y transacciones como en las Grandes Ligas. Sabemos que eso no va a ocurrir.
Por eso es que todo esto, evidentemente, tiene un fin. Y el fin es uno y solo uno nada más: limitar el poder que actualmente tiene el Comisionado de Beisbol del Caribe. Punto.
El periodista dominicano, radicado en Estados Unidos, Enrique Rojas, informó que estos acuerdos “tienen como misión lograr transformaciones inmediatas y profundas dentro de la Confederación de Béisbol del Caribe”.
“Estos cambios”, se lee en una nota de ESPN Digital “incluyen limitar, de forma definitiva, los poderes con los que cuenta el Comisionado, para transformarla en una figura más administrativa y con menos decisión sobre el funcionamiento de la institución”.
Si eso es así entonces estarían dándole un verdadero golpe de Estado al actual Comisionado de Beisbol del Caribe, Juan Francisco Puello Herrera. Repito, esa es mi forma de ver las cosas. Quizá me apasiono mucho, quizá estoy equivocado.
Por supuesto que esto no perjudicará a la próxima Serie del Caribe, a celebrarse en Caracas el año entrante. Será en Caracas donde tanto la Liga Mexicana como Lidom llevarán su propuesta conjunta para que todo lo referente al Clásico Antillano se reforme y así puede convertirse en un evento “rentable” y con un mejor formato. Quizá también surja un Comisionado “manito” (azteca) y listo, todo resuelto. Digo yo, no sé.
Desde hace 10 años he dicho, en radio y por escrito, que la Serie del Caribe es un evento que yo no tiene razón de ser. Con la creación de Clásico Mundial de Beisbol, esta justa subcontinental pierde la esencia. Ya no van los equipos campeones ni se uniforman figuras de los países participantes. Todo lo contrario. La Serie del Caribe está tan próxima a los Entrenamientos de Primavera que, prácticamente, es inoperante para los grandeligas que tienen que reportarse temprano
La idea original del certamen, cuando se creó por allá por los años 50 del siglo pasado era esa, que los fanáticos disfrutaran viendo a las figuras y peloteros emblemáticos de los otros países. Y eso, actualmente, no sucede.
El formato, con la final, le ha dado un poco de colorido y vida el evento, no lo neguemos. Pero eso de jugar tres juegos en un mismo día, en un mismo estadio, es un poco forzado. El problema es que, aunque usted no lo crea, no se puede hacer de otra forma.
De verdad, les deseo suerte a las dos entidades en su empeño y buenos oficios, pero no creo que tengan fuerza. Venezuela, Puerto Rico y ahora Colombia y Panamá quizá apoyen a Puello. Y si las dos ligas involucradas amenazan con irse habría que recordarles aquel refrán que dice; “el que se fue no hace falta, hace falta el que vendrá”.
Listo, se acabó el juego.
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