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¿Será mujer? – se preguntaban muchos y hasta algún que otro titular circuló en la prensa por aquellos días a mediados de 2022, sembrando la duda al respecto.

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En ese entonces, justo cuando el XVIII de Atletismo en Eugene quedaba para la historia, la figura de Fiordaliza Cofil regresaba a la palestra pública.

La estela de Fiordaliza Cofil

Cofil, integrante del relevo mixto 4×400 de República Dominicana, logró colgarse el oro en la mencionada justa, estampando junto a Marileidy Paulino, la impronta de ser las primeras mujeres dominicanas en ganar una presea dorada en Campeonatos del Mundo.

Al instante, fotos suyas comenzaron a inundar las redes sociales y las portadas de periódicos, poniendo en tela de juicio su género.

Ya no solo era la haitiana esa o la negra, o el demonio, no, ahora atacaban su propia esencia como mujer.

La criticaron casi hasta el escarnio público pero muchos, como Luisín Mejía Oviedo, Presidente del Comité Olímpico Dominicano, muchos la defendieron.

La casta de Fiordaliza Cofil

La nativa de Guaymate, en La Romana, la misma que se había comido el hambre, plantándole cara a la precariedad desde niña, esa, Fiordaliza Cofil, debía enfrentar otra difícil prueba y lo hizo, lo ha hecho siempre.

Cofil, confiaba en su hidalguía, en ese temple que le ha permitido seguir adelante en cada momento como si de un alter ego de la legendaria Rosa Parks se tratase.

El temporal pasó y Cofil siguió adelante, volcándose de lleno en sus extenuantes rutinas de entrenamiento y pensando en los nuevos retos que venían.

Así llegó a este 2023 y con el aval de aquella legendaria medalla de plata en 2018, durante los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, Cofil irrumpió en la magna justa regional que acogió San Salvador, agenciándose el oro en el relevo mixto 4×400 y el bronce en los 200 metros.

Todo pintaba bien, pero de pronto cuando la mirada se posaba en el Mundial de Budapest…la pesadilla regresó.

Hace solo unas horas, la World Athletics, máximo ente del atletismo en el orbe oficializó que Cofil no podrá estar en suelo húngaro ni en los próximos Juegos Panamericanos de Santiago, debido a que sus niveles de testosterona rebasaban los 2,5 nanomoles/litro.

La medida, denominada “Diferencia de Desarrollo Sexual” fue legitimidad el pasado 31 de marzo y la misma establece que las féminas que superen los 2,5 nanomoles/litro, serán excluidas de las competencias de mujeres, debiendo someterse a un tratamiento médico por 24 meses, en pos de reducir los niveles de testosterona.

En perspectiva, la contradictoria legislación es la misma que tiene fuera de competencia a la sensacional Caster Semenya, quien rechazó tener que pasar por el requerido proceso médico y en consecuencia su corona olímpica en 2020.

Cabe resaltar que anteriormente, la tasa se fijaba en 5 nanomoles/litro y solo era para aplicable para los 800 y 1500 metros.

Otra dura prueba para Fiordaliza Cofil

De aceptar el tratamiento y reducir sus niveles de testosterona, Cofil podría volver para las Olimpiadas de 2024.

Es otra dura prueba para Fiordaliza, pues hasta cierto punto su dignidad está en juego, pero su vida ha sido eso, un batallar constante contra el perenne reto de ser mujer en un mundo tan patriarcal como este del siglo XXI.

No es un cuadro surrealista, no, es la realidad y así nos vuelve a pegar con saña en el rostro.