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La novela del año parece haber llegado a su final. Tras varios meses de rebeldía, especulaciones e incluso peticiones públicas de traspaso, Aaron Rodgers ya es jugador de los New York Jets.
El veterano quarterback de 39 años abandona los Green Bay Packers, franquicia con la que debutó en la liga en 2005 y con la que pasó 18 años, para convertirse en el en el piloto del proyecto de los de la Gran Manzana, repletos de talento joven. Además, en el trato entre ambos equipos hay un intercambio de selecciones en primera ronda del próximo Draft (Packers suben al pick 13 y Jets bajan al 15) y los de Nueva York entregan una segunda ronda (pick 42) de 2023 y otra más para 2024, esta última condicionada a si Rodgers disputa más de un 65% de jugadas.
Tras el fin de la pasada zafra, en la que los Packers se quedaron sin playoffs perdiendo contra unos Lions que no se jugaban nada, el divorcio entre Rodgers y la franquicia de Green Bay era más que evidente. El quarterback se despidió de Lambeau Field, su hogar durante los 18 años en los que ha estado en la NFL, y de un público al que le ha entregado un trofeo Vince Lombardi (2010, en la que Rodgers fue MVP de la final) y que ha visto a su líder ser elegido cuatro veces Jugador Más Valioso de la liga (2011, 2014, 2020 y 2021).
La salida de Rodgers llevaba un largo tiempo de gestación, más de lo que habría sido apropiado incluso. Los rumores llevaban ya varios años rondando y se desataron cuando Green Bay eligió en el Draft de 2020 con su primera ronda a Jordan Love, un quarterback, con la intención de reemplazar al californiano. Fue el pasado 15 de marzo cuando, después de un retiro en el que pasó cuatro días encerrado en un cuarto sin luz ni ruido, Rodgers comunicó públicamente que su deseo era el de ser traspasado a los New York Jets.
El Draft de este viernes marcaba el límite para que se llegara un acuerdo, y así ha sido. La era Rodgers en los Packers ya es pasado, y a sus 39 años el quarterback cambia de aires por primera vez en su carrera. La relación entre las dos partes, además de por la adquisición de Jordan Love, se desgastó mucho en los últimos años por los sinsabores deportivos de Green Bay, que acumularon decepción tras decepción (nunca regresaron a la Super Bowl) mientras que Aaron consideraba que la plantilla no se mejoraba todo lo necesario.
Rodgers contempló la posibilidad de retirarse, pero si lo hacía al final del año 2022-23 viviría un particular homenaje. Sería el segundo gran nombre de su clase del Salón de la Fama, pues el primero es Tom Brady. Rodgers y Brady tienen una rivalidad infinita, y ‘A-Rod’ sabe que si alarga su vida profesional podrá acudir a Canton como el número 1 de las clases venideras.
“A-Rod” llega a un equipo joven, con la potencia defensiva de ‘Sauce’ Gardner como baluarte. Garrett Wilson sigue evolucionando en la recepción. Y sólo faltaba esa pieza del director de juego. Rodgers es veterano, pero sigue sabiendo dominar en el ‘football’ de la actualidad. Su capacidad de lectura podrá medir si es real el sueño de un equipo que jamás tuvo la importancia histórica de sus vecinos.
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