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Nació a comienzos de diciembre, allá por 1997. Nació, en Walnut Creek, una comunidad allende a la Bahía de San Francisco, la misma que para el año 2010 y de acuerdo con el último censo, contaba con poco más de 60 000 habitantes.

Allí, en ese paraje de California, nació Sabrina Ionescu, harán ya 26 años, pero en sus rasgos, como en los de sus padres Liliana Blaj y Dan Ionescu, están los rasgos de esos individuos que, a comienzos del siglo XX, en los arrabales de la lejana Bucarest, se ganaban la vida a diario, tal como lo describe el célebre literato rumano Eugene Barbu en su novela La fosa.

Sabrina, la hija de Liliana y Dan, inmigrantes rumanos que llegaron a Estados Unidos en busca de dignificar su existencia, como en su momento llegaron italianos, checos, chinos y aquellos lituanos de los que Upton Sinclair nos cuenta en La jungla…Sabrina, como ellos pudo pasar sus días en las bibliotecas de Walnut Creek o en alguna fábrica, como alguien común pero no, se enamoró del baloncesto.

Revela el Washington Post que todo comenzó a los cinco años, cuando con su hermano gemelo Eddy dio sus primeros pasos en el universo de las duelas y las canastas y tiempo después, en su etapa de estudiante de secundaria en la Miramonte High de Orinda, Sabrina llamaba la atención de todos por sus excelsas cualidades a la hora de encestar y la clase sutil con la que imponía su casta en la pintura.

“… Cuando estaba en sexto grado, jugaba con las chicas de octavo y para poder resaltar tenía que hacer algo más que meter puntos…”- le contó al Post.

La estela de Sabrina Ionescu en sus años de secundaria ya está guardada en los libros; se trata de una impronta única, de esas que dan para una película de varias partes; hablamos de más de 2600 puntos y de casi 120 victorias.

Fue a estudiar Publicidad a la Universidad de Oregón State con ese inmenso aval a cuestas y en la NCAA reescribió la historia al romper el récord en triples dobles y ser la primera en rebasar la barrera de los 200 puntos, 1000 rebotes y 1000 asistencias.

La impronta

Su impacto en los tabloncillos fue tal que Ionescu llamó la atención del mismo Kobe Bryant y a inicios del 2019, la leyenda fue a verla jugar…desde ese instante y hasta la muerte del ícono de los Lakers y de la NBA, se forjó un fuerte vínculo que marcaría a Sabrina para siempre.

Con Kobe aprendió a arquear su tiro, a angular los pies para lanzar e incluso supo del famoso step-backasí lo contó en su discurso en el memorial de Kobe Bryant en febrero de 2020.

Narra NBA.com que el 17 de abril de 2020 fue elegida por New York Liberty como la número 1 en el Draft de la WNBA (Womens National Basketball Association) y el 18 de mayo de 2021, en el sexto encuentro de su carrera, con 23 años y 163 días, se convirtió en la mujer que más rápido conseguía un triple-doble en la historia de la liga.

La consagración

En 2022 fuimos testigos de su consagración: fue la primera en lograr un triple- doble en menos de tres cuartos (vs Chicago Sky), de igual modo la primera con un triple- doble de al menos 30 puntos (vs Las vegas Aces) y en el verano, fue la pionera en registrar la hazaña de 500 puntos, 200 rebotes y 200 asistencias en una misma campaña.

La estelar no se ha detenido y hace solos unas horas, durante la prueba de habilidades correspondientes al Juego de la Estrellas de la WNBA, eclipsó el récord de puntos en el concurso de triples.

El acontecimiento

Ionescu anotó 37 de 40 posibles, dejando atrás la anterior marca en poder de Allie Quigley (30 en 2022) y a la vez opacó el registro de 31 puntos que entre los hombres ostentaban Stephen Curry y Tyrese Haliburton desde 2021.

Todas hablan del suceso, lo seguirán haciendo durante semanas y años:

  • “…Ridículo…”- dijo Curry– “…nunca lo romperán…”- agregó la propia Quigley.

Bienvenidos a la era de Sabrina Ionescu, la mujer que está revolucionando el baloncesto, la hija de inmigrantes que pudo acabar sus días allí en un rincón apartado de California, pero quedó prendida del sonido del calzado sonando en la duela y hoy la conocen en todo el mundo.