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El instante es fugaz y en cuestión de segundos, de milésimas de segundos diría, todo se resume a esa mirada retadora y fría que parece traspasar al hombre que unos metros más allá se apresta a lanzar.

Así, parado en el cajón de bateo, imponente por su tamaño y ese semblante que lo asemeja a un ébano, así, cuando todas las miradas se posan en su figura, el tiempo se detiene y en las secuencias se captura el momento; empuña el bate, adelanta ligeramente su pierna, vuelve a mirar al lanzador, esta vez sus ojos parecen más blancos que nunca, como sin vida, contrae los labios y al unísono un rictus sutil, casi imperceptible se asoma para hacernos entender lo que viene…

El acontecimiento

Le pega con saña, como si fuera lo último que iba a hacer en el mundo y el sonido del bate chocando con la pelota nos muestra esa forma única con la que hace ver fácil, el trabajo más difícil del béisbol, batear.

Así fue ayer, en el Minute Maid Park, cuando en la parte baja del quinto inning, Yordan Álvarez trituró un envío de José Cisnero para mandar la bola a viajar por todo el jardín derecho hasta los 435 pies.

El mismo guion

Era su cuadrangular 100 en Las Mayores y así fue ayer, también hace unos días frente a los Medias Blancas de Chicago, hace unos meses, en octubre, durante lo playoffs contra los Marineros de Seattle; es el mismo guion que se ha repetido cada una de las 70 veces que se ha llevado las cercas durante los dos últimos años.

Ya es una manía y parece obsesionarse con pegarle así, con sangre fría, como un asesino en serie, castigando a los lanzadores cuando menos se los esperan.

Todos saben que lanzarle a los Astros es casi una misión imposible y si está Yordan Álvarez, más imposible aún y en mi mente, el solo hecho de pensarlo me conmociona, – el asesino de Houston- pensaran muchos como yo, incluso usted-pues resulta impresionante verlo así, pegándole a la bola de ese modo tan criminal, una y otra vez.

El fenómeno

Han pasado cuatro años desde aquel debut soñado en 2019, cuando fue Novato del Año, luego de que en 87 partidos bateara para 313 con 27 jonrones y 78 carreras impulsadas y hoy, mientras escribo, meses después de quedar tercero en la votación para el MVP de la Liga Americana, todo indica que, a sus 26 años, el cubano, aquel fenómeno del que tanto hablaban, tendrá la temporada de su consagración.

Todos lo buscan, pero, ¿quién le da caza a Yordan Álvarez?