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Al final del día no eran las señas, ni los jugadores, ni la suerte. No era nada de eso, absolutamente nada. Los Astros de Houston han vuelto a demostrar al mundo que todo está en el saber manejarse, reinventarse y, sobre todo, competir. Ayer el cuadro sideral logró por séptima vez consecutiva la clasificación a la Serie de Campeonato de la Liga Americana, un hito que probablemente perdurara en la historia de un juego tan imprevisible como el béisbol durante mucho tiempo.
Ante tanto éxito uno podría pensar que todo es cuestión de una camada increíble que ganó durante varios años como a veces ocurre en otros deportes, pero ni siquiera es eso. Para hacernos una idea y entrar en contexto, basta destacar que de aquella plana mayor que fue campeona de las Grandes Ligas en el año 2017 sólo sobreviven 3 peloteros y 1 de ellos se fue y volvió: Justin Verlander. Los otros 2 son José Altuve y Alex Bregman.
En el camino quedaron los Carlos Correa, Yuli Gurriel, George Springer, Josh Reddick, Zack Greinke y pare de contar. No obstante, se unieron a la historia importantes valores jóvenes como Yordan Álvarez, Kyle Tucker, Jeremy Peña y más recientemente gente como el novato Corey Julks y Jake Meyers, quien ha pasado de ser un jugador de relleno a uno verdaderamente inamovible.
Sin embargo, hablar de toleteros cuando en realidad todo se trata de algo más grande es faltar el respeto a los héroes anónimos de esta historia: los directivos. Sin quitar mérito a los deportistas, las personas que están en las oficinas del cuadro que hace vida en el estado de Texas merecen una mención especial esta vez, puesto que con el paso de los calendarios acabaron demostrando que con un manejo inteligente y capaz se puede alcanzar el cielo incluso en una actividad tan cambiante y variable como el juego de las bolas y los strikes.
En primer lugar, vale la pena observar algunos números entre los 7 años que lleva la novena de Houston teniendo éxito para darnos cuenta de cómo han ido evolucionando el modelo empresarial para sostenerse en la cúspide.
Por ejemplo, es increíble ver cómo entre el 2017 y el 2019 la divisa siempre superó las 100 victorias en la fase regular y de ahí hasta hoy, sólo una vez. Con todo y eso, lograron 3 de 4 banderines en la División Oeste de la Liga Americana, lo que demuestra que mientras que sus contendores no han podido manifestar regularidad, ellos no han dejado de tenerla.
Otro aspecto importante es cómo han enamorado a la afición en un momento en el que la MLB lucha por sostenerse como un espectáculo atractivo en una era donde otros deportes como el fútbol y el baloncesto les comen terreno a pasos agigantados. En este 2023 los Astros vendieron más de 3 millones de boletos, algo que no conseguían hacer desde el año 2007. Lo que obviamente denota un excelente trabajo de marketing de la organización para poder seducir al fanático y acercarlo al estadio.
Por último, pero no menos importante, es interesante recordar cómo superaron la crisis cuando fueron hallados culpables de robar señas justo antes de comenzar la zafra 2020. Aquello parecía que acabaría con el imperio de la tropa sideral y no fue así. Hoy nadie habla de eso, son pocos los que siquiera recuerdan que eso tuvo lugar, pues al final del día la franquicia presidida por Jim Crane le probó al mundo que la gloria conseguida no se debe a otra cosa que no sea la sapiencia de quienes manejan los hilos y toman las decisiones.
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