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La película de Carlos Correa sigue teniendo secuelas en este 2023. Muchos creyeron que cuando acordó con los Gigantes de San Francisco por 350 millones de dólares a cambio de 13 años de servicio la historia se había acabado, pero solo sería el comienzo de un desenlace enrevesado que ni siquiera los Mets de Nueva York podrían forzar hasta el epílogo.

De esta manera, la escuadra metropolitana pasó de tomar el testigo dejado por la novena de la bahía con un pacto de 12 años y 315 millones a presentar serias dudas al igual que los Giants tras la exhaustiva revisión del pelotero llevada a cabo por su cuerpo médico. De ahí en más, todo ha sido confuso, en principio se dijo que los metropolitanos le pondrían cláusulas al contrato, pero al parecer eso no gustó al campocorto y su agente, quienes están convencidos de que no hay motivos suficientes para algo así.

Ahora, en medio de esta maraña de rumores y disyuntivas, vale la pena preguntarse si lo mejor para el ex de los Astros de Houston es aceptar un convenio con algunas excepciones o en todo caso, tirar por una opción menos ambiciosa desde lo económico y mucho más segura en lo contractual. Analicemos sus 2 principales alternativas:

Lo más probable a partir de ahora es que la escuadra de Queens no quiera ceder y si no se hace el acuerdo como ellos pretenden, se levanten de la mesa dándole un no rotundo a Correa. En esta situación, solo le quedaría a Carlos asimilar los detalles y confiar en que su salud no le pase factura. Lo otro es buscar otro club, uno que quizás le pagará menos, pero que al mismo tiempo no le ponga restricciones por temas de lesiones.

Tal parece que esto es lo que pretenden los Mellizos de Minnesota, club para el que ya jugó en 2022 y que a comienzos de invierno le ofertó 285 millones de dólares por 10 años. ¿Debería tomar algo similar? La lógica dice que sí, pues el tiempo se agota y cada vez hay menos interesados.