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Tocó fondo de la peor manera, luciendo mediocre, muy simple, común, como otro pitcher cualquiera. En su rostro se podían ver todavía esos gestos, el rictus de antaño, su frialdad y todas aquellas manías que lo distinguieron en el momento de su llegada a Nueva York seis años atrás, pero no, ese pitcher de hace unos meses, el que terminó siendo tratado como un paria, ese pitcher no era aquel que habíamos visto.

Aroldis Chapman llegó al Bronx con un anillo de Serie Mundial a cuestas, ese que había ganado con los Cachorros de Chicago en 2016 y además con el aval de ser considerado para ese entonces como el mejor cerrador de Grandes Ligas.

Aquello fue una especie de regreso al Yankee Stadium, pues el cubano vistió la franela a rayas de los Mulos durante 31 partidos en la mencionada zafra, para partir al Wrigley Field y cerrar con broche de oro el año de su consagración.

Debió ser “el heredero”

Volvió para quedarse, pensaron muchos, la mayoría diría, incluso se comentó que debía ser como una especie de heredero del gran Mariano Rivera, luego de que no fructificaran los planes con David Robertson y Rafael Soriano y en un comienzo fue así.

Salvó 22 en 2017, luego 32 en 2018 y al siguiente curso alcanzaba los 37 salvamentos para encumbrarse en la élite, pero después de la campaña acortada por el Covid 19, a pesar de lograr 30 rescates en 2021, sus números fueron mermando y al unísono cedió millas en su bola rápida y su control de a poco dejó ser aquel tan efectivo de antes.

La caída

Así llegó el 2022 y con la nueva temporada, eclosionaron también un cúmulo de dudas y cuestionamientos respecto al criollo que paulatinamente lo fueron sumiendo en el ostracismo, llegando a quedar fuera de la lista para la postemporada.

En 43 juegos, sumó 36,1 entradas, con 28 boletos propinados, 43 ponches y una efectividad de 4,46.

Se fue a la francesa, sin despedirse y algunos hablaron que a sus 35 años, Aroldis Chapman estaba acabado…

El renacer

Hace unos días, en San Francisco, vistiendo la franela de los Reales de Kansas City, su nuevo equipo (firmó por un año y 3,75 millones en la temporada baja), Chapman lograba su primer salvamento del 2023, mostrando una cara totalmente diferente a esa que habíamos visto en los últimos tiempos.

El renacido le han nombrado, de nuevo cómodo por encima de las 100 millas por hora, hermético en la localización de sus comandos, confiado en lo que hace, más parecido a aquel que en 2012 salvó 38 encuentros con Cincinnati.

¿El Regreso del Año?

De manera general, su labor ha sido impecable en esta campaña y en 4 partidos ha sumado 4 innings, con 8 ponches y apenas un hit permitido.

Hoy, mientras los Yankees andan desesperados buscando un cerrador, emerge el recuerdo de ese final de Chapman, la manera sutil con la que fue desechado; justo cuando eso pasa y afloran sensaciones encontradas, el antillano simplemente busca mantener su enfoque y desde ya, pinta para Regreso del Año en Las Mayores…¿ usted qué cree?.