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Los Bravos de Atlanta le han aguantado muchas cosas a Marcell Ozuna, de eso no cabe la menor duda. El conjunto georgiano ha sabido sobrellevar cuestiones extrabeisbolísticas debido al talento que posee el toletero dominicano, quien es de vital importancia para la causa del club. Quizás por eso no han rescindido su contrato y han sido pacientes, sin embargo, puede que dicha tolerancia esté llegando a su fin.
En el día de ayer tuvo lugar una acción en el duelo entre los Braves y los Cascabeles de Arizona que llamó bastante la atención. Resulta que tras batear un cohete por el jardín central que alcanzó los 415 pies de distancia, pero que se quedó corto para abandonar el parque, El Oso sólo se movió hasta la primera almohadilla. Según su criterio la esférica se iría, por lo que en ningún momento hizo el esfuerzo de correr las bases desde que disparó la conexión.
La situación molestó tanto al mánager Brian Snitker que este, ni corto ni perezoso, decidió que era momento de enviarlo a la banca y darle ingreso a Sean Murphy en ese rol de bateador designado. Más tarde, en rueda de prensa, fue claro al respecto: “Ozuna debería haber corrido después de hacer contacto con la pelota, no se permiten excusas”, manifestó el timonel.
Y es que lo que realmente ocurre en Atlanta no es cosa de un día, sino de hace muchísimo tiempo atrás. La organización ha perdonado al beisbolista quisqueyano hechos de violencia doméstica y también una conducción bajo los efectos del alcohol, por lo que esta podría ser la gota que derrame el vaso.
El rendimiento de Marcell está siendo digno, pero no se ven caminos despejados para su continuidad en los Bravos luego de que su contrato finalice tras la zafra del año 2024. La gran pregunta es si con 33 años y una conducta así de reprobable podrá conseguir o no en el futuro un contrato que lo satisfaga.