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Es una estética perfecta, la posición de las piernas, el agarre del bate, la mirada, incluso hasta la forma de vestir. Es así, todo tan milimétrico, como siendo calculado de antemano y ahora mismo, mientras escribo, tal parece que lo estoy viendo; pasan las imágenes, una, dos, tres, otra vez la mirada, el agarre, el movimiento de piernas…y entonces el swing, igual de perfecto.

El momento es único, lo será por siempre, habían transcurrido 84 años para llegar allí, después y por siempre trascendería como uno de los grandes acontecimientos deportivos en toda la historia del béisbol.

En ese entonces pocos se acordaban de George Sisler, pero a él, lo conocían ya en casi todos los rincones del mundo.

Ichiro

Ichiro Suzuki fue un cisma en Grandes Ligas desde su debut en 2001; MVP, Guante de Oro y Novato del Año y en esa jornada a finales del 2004, rescataría a Sisler del ostracismo al que había sido condenado por el cruento olvido.

En 1920, vistiendo la franela de los Browns de San Luis, Sisler estampó una de las marcas ofensivas más connotadas de todos los tiempos…258 hits en una temporada de 154 partidos y casi nueve décadas después, en ese año 2004 del que hablamos, Ichiro reescribiría el guion.

Apenas habían transcurrido semanas desde que se apagará el pebetero olímpico en Atenas y en el juego 160 de la temporada regular en Las Mayores, el legendario japonés, como salido de una novela de Mishima o Kawabata, puso fin a la espera…

El suceso

Flashback…volvemos al inicio y usted de seguro habrá leído la pregunta- ¿Cuál es el récord de más hits para un jugador en una temporada? – y al instante tal vez pensó en Pete Rose o incluso en Ty Cobb, pero no, fue precisamente Ichiro Suzuki quien batió la marca de Sisler aquel día de 2004 y posteriormente estampó un nuevo registro con 262 imparables.

Refiere el Japan Times y de igual modo nos cuenta The New York Times, que desde Seattle hasta Tokio millones de personas estuvieron atentos al suceso.

El legado

Suzuki pegó dos hits, uno en el primer inning, el 258, para igualar a Sisler y luego, cuando en el tercer episodio, quebró el silencio en el Safeco Field.

  • Es un jugador único- expresó Bob Melvin, por aquel entonces dirigente de los Marineros y reseñan las crónicas de la época, hace ya casi veinte años que la gente no paraba de aplaudir.

Terminó esa zafra con los 262 hits y un average de 373, por mucho lo mejor que se ha hecho en este primer cuarto de siglo y del resto ya sabemos; Ichiro se retiró luego de 19 temporadas en MLB, cargado de premios y un sendero bien iluminado rumbo a Cooperstown.