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Hasta hace unos meses nadie se acordaba de él, los Yankees lo habían sacado del ostracismo un año antes, pero no fue hasta ese instante en que seleccionaron su contrato para traerlo de vuelta a Grandes Ligas que su nombre volvió a la palestra mediática.
Reseña el New York Daily News que había rendido a lo grande en Ligas Menores, dejando una escueta efectividad de 2,09 en 38,2 tramos de labor mientras vestía la franela de la filial triple A de los Bombarderos del Bronx y entonces, tal como lo contaron YES Network y al New York Post, el mánager Aaron Boone decidió probarlo en esta primavera.
El regreso
Así fue como Jimmy Cordero volvió de la nada, aprovechando con creces la oportunidad que le dio Boone, al punto de quedar incluido en el roster de 40 de cara al Juego Inaugural.
No había huellas de la cirugía Tommy John ni de aquella primera temporada en Washington, allá por 2018, cuando jugando para los Nacionales dejó un promedio de limpias de 5,68 en 22 salidas, no, de aquel lanzador solo quedaban sutiles destellos de viejas imágenes en la memoria.
Desde octubre del 2020, el dominicano no lanzaba al primer nivel y quizás ni en sueños podría imaginar que su regreso a la acción iba a ser allí en la meca sagrada del máximo pasatiempo en Estados Unidos, el Yankee Stadium.
Ha hecho su trabajo
La ausencia de un hombre como Tommy Kahnle y el cúmulo de dudas que en general emergía respecto al bullpen de los Mulos le abrieron las puertas y al momento de escribir este texto, el quisqueyano sin dudas los está haciendo bien.
Se ha aferrado a su sinker, otra vez poderosa, fácil por encima de las 90 millas y en 9 salidas ha sumado 8,1 innings, con 11 ponches y una efectividad de 3,24.
Una buena historia de abril
Al mismo tiempo, Cordero se ha adjudicado una victoria y su whip de 0,84 traduce a las claras lo efectivo que ha podido ser desde la lomita.
En unos días habrá transcurrido el primer mes en la nueva campaña y si los Yankees han estado inestables en su rendimiento, la historia escrita hasta hoy por Jimmy Cordero es una buena razón para que la fanaticada pueda mantener la fe y en consecuencia volver a creer.
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