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Está guardado en los libros, son 123 años de historia que nos cuentan la impronta que en el béisbol han dejado los Atléticos de Oakland.
Todo empezó en Filadelfia, después pasaron a Kansas City y más tarde a la sede actual, Oakland y en 1989, luego de aquella memorable Serie Mundial, cuando los Atléticos vencieron a los Gigantes de San Francisco para sumar la novena corona en las vitrinas de la franquicia, para ese entonces, se hablaba de una de las grandes hazañas beisboleras del siglo XX.
La historia
Han pasado poco más de tres décadas desde aquel momento y en este lapso, los Atléticos ganaron 20 juegos seguidos en 2002 para adueñarse de la marca histórica en Las Mayores y con posterioridad bajo la égida de Bob Melvin continuaron fomentando el culto a una tradición que comenzaba a arraigarse dentro del imaginario popular.
Siguiendo en esta línea de tiempo, una especie de momento cumbre llegaría en 2011, cuando Moneyball o El juego de la fortuna, un filme dirigido por Bennett Miller, le mostró al mundo la esencia de una filosofía llamada a asentar una pauta en el juego para siempre.
Un equipo con bajo presupuesto debió recurrir al empleo de las estadísticas para intentar tener el roster más competitivo posible en aras de seguir subsistiendo dentro del negocio.
El legado
Bajo esa premisa ganaron banderines divisionales y siguieron asistiendo a postemporada de un modo bastante asiduo, sin embargo, tras perder contra Kansas City en el Duelo de Comodines de 2014, sobrevendría lo peor.
Entre la baja asistencia y el desmantelamiento constante del conjunto, los Atléticos ha llegado a este 2023, marcados por la sombra del descalabro y al instante de darle forma a este texto, con forja de 4-17 tocan fondo en el este de la Liga Americana.
La debacle
El dilema no acaba ahí, se agudiza con el paso de los días, pues tal como precisó el prestigioso Bob Nightengale a comienzos de semana, con su forja de 3-16, los de Oakland registraban el peor comienzo de todos los tiempos, proyectando un récord de 26-136 para el final de la temporada.
El asunto viene a colación en medio de un contexto de crisis total en el que se habla incluso de un cambio de sede, de Oakland a Las Vegas.
Esas imágenes impresionantes del mítico Coliseo, desolado, con apenas cientos de aficionados en sus gradas, lo dicen todo…de aquella mística de antaño, solo queda el recuerdo.
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