El día que Tom Seaver legitimó su leyenda

Su estatua allí, a las afueras del Citi Field devela su historia…fue una leyenda y eso lo saben todos, allá en Queens y en donde quiera la gente tienda a hablar de béisbol y de los Mets de Nueva York, por esto siempre hay que volver a él.

Esa mole imponente, tan imponente como lo fueron en su momento sus seis pies y casi doscientas libras de peso; esa mole imponente habrá de perpetuar en el tiempo el significado de Tom Seaver para el juego y para la emblemática franquicia que representa a la urbe neoyorkina en la Liga Nacional.

El legado

Al hablar de Tom Seaver, se impone hablar de sus más de 300 victorias y 3000 ponches, de su excelsa y longeva carrera, del premio Cy Young, de los Mets y la Serie Mundial de 1969 y también de lo ocurrido ese día hace ya 53 años.

Fue un 22 de abril de 1970, tal como recogen las crónicas y escritos de la época. Habían pasado solo unos meses desde que los “increíbles Mets” de la mano de Seaver tocarán la gloria en el Clásico de Otoño y en el mítico Shea Stadium, Seaver se aprestaba para legitimar su leyenda.

La épica 

Reseñan MLB.com y el portal Metsmerizedonline.com que en esa jornada, frente a los Padres de San Diego, luego de 5,2 tramos de labor, Seaver había ponchado a 9 rivales, permitiendo apenas dos hits y en lo adelante, ante la mirada atenta de los casi 15.000 aficionados que se dieron cita en la emblemática instalación; el derecho retiraría por la vía del ponche a los siguientes 10 bateadores.

Los Mets ganaron 2-1 y tras el último out, cedido por Al Ferrara, el estelar serpentinero, considerado por muchos especialistas como el mejor lanzador por ese entonces; Seaver cerraba su actuación con 19 ponches, igualando la marca histórica en Las Mayores.

De igual modo, con ese final, cuando retiró por la vía rápida a los 10 últimos rivales, estableció un récord que estuvo vigente por más de 50 años, justo cuando el 25 de junio de 2021, Aaron Nola de los Filis de Filadelfia le recetó 10 chocolates a la artillería de los Mets de Nueva York.

Sin dudas se trata de una épica colosal; una página escrita con letras mayúsculas que ha quedado guardada para siempre en la memoria de los verdaderos fanáticos y en los registros de Grandes Ligas de manera  general.