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Luego de ese tercer episodio, fue un monólogo esto que vimos sobre la grama del terreno, con un solo equipo mostrando de modo contundente el tipo de béisbol que podía ser capaz de desplegar.

Esa fue la esencia de la historia que se escribió hace solo minutos allá en Tokio, la capital de Japón, durante el juego de cierre de la segunda jornada del Grupo B en el quinto Clásico Mundial de Béisbol.

La acción 

Japón y Corea del Sur, las grandes potencias de Asia, volvieron a medirse en este tipo de certámenes, pero tal como decíamos anteriormente, hubo un solo protagonista sobre el terreno.

Luego de que las tribunas enmudecieron en la tercera entrada, al ver como como los visitantes le fabricaron tres carreras al estelar abridor de los Padres de San Diego, Yu Darvish; el grito de guerra de los samurais no se hizo esperar y en la parte baja de ese mismo tramo fabricaron cuatro anotaciones para revertir el marcador.

Con todo su arsenal

Minutos después, en la sexta, los nipones sacarían todo su arsenal y agregaron otras 5 carreras para asestar el golpe definitivo y demostrar que la maquinaria estaba perfectamente engranada para buscar la tercera corona en estas lides.

En el séptimo llegarían dos carreras más y con posterioridad otras dos, plasmando en la pizarra un marcador final de 13-4.

Las figuras

Cabe resaltar que madero en ristre destacaron por  Japón, Masataka Yoshida de 3-3, Laars Nootbaar de 4-2 y Shohei Ohtani de 3-2.

A su vez y a pesar de arrojar muchas dudas desde la lomita, el mencionado Yu Darvish se alzó con el triunfo, luego de trabajar 3 entradas a ritmo de 1 ponche y permitiendo 3 carreras, dos de ellas limpias.

Por su parte, el zurdo Kim Kwang – Hyun, quien vistió la franela de los Cardenales de San Luis en la Gran Carpa, fue el derrotado.

Con este resultado y en espera de su partidos ante Australia y República Checa, los japoneses prácticamente aseguran su pase a la siguiente ronda como primeros del grupo, mientras que a Corea solo le queda ganar sus dos encuentros  restantes y entonces aferrarse a la posibilidad de un utópico triple empate.