Your browser doesn’t support HTML5 audio
La selección boliviana de fútbol se enfrenta a uno de sus momentos más críticos en las eliminatorias para la Copa Mundial 2026. Con una racha de cinco derrotas y apenas una victoria, la “Verde” busca una estrategia que le permita salir del penúltimo lugar de la tabla. Esta semana, Bolivia ha apostado por un cambio radical: subir a mayor altitud, llevando su próximo partido contra Venezuela al estadio Municipal de Villa Ingenio, en El Alto, una ciudad ubicada a 4.150 metros sobre el nivel del mar.
La frase que se lee en blanco en las paredes del estadio resume la ambición detrás de la decisión: “Se juega donde se vive”. El lema refleja no solo el espíritu desafiante de la selección, sino también la intención de maximizar una de las ventajas más temidas por los rivales en Sudamérica: la altitud.
Históricamente, Bolivia ha utilizado el Estadio Hernando Siles en La Paz, a 3.600 metros de altura, como su fortaleza en las eliminatorias. Sin embargo, ante la creciente necesidad de puntos y la dureza de los próximos rivales, la Federación Boliviana de Fútbol ha decidido subir aún más. Con el visto bueno de la CONMEBOL, este jueves se estrenará el Estadio de El Alto, que supera en 550 metros la altitud de La Paz, haciendo que cualquier equipo visitante enfrente no solo la competencia, sino también la falta de oxígeno.
Venezuela, que llega en buena forma tras una destacada participación en la Copa América y ocupando el quinto puesto en las eliminatorias, será el primer equipo en enfrentar a Bolivia en este nuevo escenario. Los “Vinotinto” saben que, más allá del fútbol, la altitud jugará un rol determinante en el rendimiento físico de sus jugadores.
El Estadio Municipal de Villa Ingenio, con capacidad para 24.000 personas, es más modesto en comparación con el Hernando Siles. Pero lo que carece en infraestructura, lo compensa con su ubicación. Con los picos nevados de la cordillera de los Andes como telón de fondo, este estadio se convierte en una fortaleza natural, que Bolivia espera transformar en una fuente de puntos clave para mantener viva su esperanza mundialista.
Fernando Costa, presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, señaló que el partido contra Venezuela será una prueba. “Queremos evaluar cómo responde la cancha, los jugadores y el público. Si todo sale bien, podríamos considerar más fechas en este escenario para las eliminatorias”, declaró Costa a los medios.
Con la presión de obtener resultados y el desafío de jugar en condiciones extremas, Bolivia se prepara para un partido que no solo podría marcar un punto de inflexión en su camino al Mundial, sino también consolidar una nueva fortaleza en El Alto, donde se juega más que un simple partido: se juega la supervivencia en las eliminatorias.
Noticias relacionadas