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Las pautas inclementes del tiempo, al parecer, otra vez pretenden hacer de las suyas, pero no, quizás por fe o por la mera convicción inherente a esos seres que como tocados por la gracia divina, adquieren la distinción de especial, quizás por ello se resigne a creer que será así.
Dicen que volverá y que será pronto, que puede estar lista para pisar otra vez el taraflex en unas semanas, que está entrenando y que de esa lesión en la rodilla derecha solo queda el recuerdo y entonces, las perspectivas cambian…
Bethania…la leyenda
¿Quién no quiere ver a Bethania de La Cruz de regreso?, se impone la pregunta y al momento resulta imposible no evocar en la memoria esas imágenes de la legendaria atleta esculpiendo su legado en estos últimos quince años, siendo un referente en el voleibol de playa y con el club Mirador, allá por 2006, luego brillando en torneos NORCECA y Panamericanos, siendo figura en Puerto Rico y en Japón y también en Corea del Sur, en todas partes donde se comente sobre el voleibol y sus proezas.
Es la clase, la mística, la gallardía, el arrojo, la fina estampa de una imponente mujer que a sus 36 años ya es historia viva, una reliquia del deporte en general en toda Quisqueya y más allá.
Cuando se hable de las Reinas de Caribe, hay que mencionar a Bethania, resulta una referencia casi obligada y en el último Mundial, a la vez que muchos la daban por acabada, mientras luchaba con sus problemas de rodilla, todos fuimos testigos de su liderazgo en la cancha, de su aporte en la defensa y en el servicio… de su irrefutable grandeza.
El revulsivo
Y justo cuando el combinado criollo se apresta para disputar la semana conclusiva en la Liga de Naciones y todo un manojo de dudas exacerban esa idea del fracaso estrepitoso, la posibilidad de que Bethania regrese, llena de sosiego a todos, pensando de modo particular en el torneo Preolímpico de China, allá en septiembre.
Ver a Bethania en Corea del Sur con las Reinas es una quimera, pero de cara al Preolímpico, el gran reto de este 2023, cuando el boleto a París este en disputa, saber que las caribeñas pudieran contar de la Cruz, aplaca los ánimos y mitiga bastante la tensión.
Su sola presencia, así sea en la banca es un revulsivo; lo que necesita la selección nacional para volver a creer y por ende recuperar la ilusión de estar otra vez en unos Juegos Olímpicos.
Y el tiempo parece hacer de las suyas, pero Bethania de la Cruz se resigna a creer y de seguro volverá y marcará diferencia con su servicio y será una roca en defensa y una muralla en bloqueo y luego de Londres en 2012 y de Tokio en 2020, pudiera teenr la mejor de las despedidas en suelo galo…¿quién no sueña con eso ahora mismo?
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