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El voleibol es religión en República Dominicana, eso es un hecho, así; rotundo, irrefutable y obviamente veraz y para entender la génesis del fenómeno habría que remontarse hasta aquel año, 1946, cuando la generación dorada que irrumpió en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla sentó una pauta que hace solo par de jornadas en San Salvador, refrendó la estela de éxito que han legado las féminas en el deporte de la malla alta.

La historia comenzó allá, en suelo colombiano, cuando el grupo de Mayo Sibilia, Nelly Pineda, Margarita González y María Jiménez, ese grupo protagonizó una de las épicas de mayor calado en el siglo XX, cuando de disciplinas colectivas se hable en Quisqueya.

El antecedente

Aquella fue una medalla de oro histórica, la primera, con la que empezó todo, la antesala de lo que sobrevino después den Kingston, Jamaica, allá por 1962 y sesenta años después en los Centroamericanos de San Salvador en 2002, justa en la cual brilló la generación de Milagros Cabral y Cosiris Rodríguez.

Hoy, cuando las Reinas del Caribe ostentan sus 8 coronas en lides regionales, 6 de ellas de forma consecutivas, muchos hacen ilusión a la época de Cabral y de Rodríguez, tildándolas de herederas de aquel legado de Sibilia y Pineda, sin embargo, en buena medida, la olvidan a ella…

La figura

Nurys Arias también fue una de las referentes de aquella pléyade de jugadoras notables que desde mediados de los 90, rescató del olvido aquel memorable legado.

Todo comenzó en 1995, cuando Arias, por aquel tiempo considerada como una talentosa salidora, impuso su sello con aquel elenco que se colgó la plata en el Torneo NORCECA que se efectuó en México.

En aquel año, la pléyade donde descollaban además de Arias y las ya mencionadas, Milagros Cabral y Cosiris Rodríguez; Yudelka Bautista, Miriam García y Francia Jackson, esa pléyade de futuras estrellas no paró hasta llegar al Campeonato Mundial que se desarrolló en Tailandia.

Dominicana terminó en el puesto once en el certamen del orbe y a partir de ahí, los resultados continuaron de una manera que tal vez, muy pocos imaginaron y en todo momento, durante los siguientes once años, Nurys Arias resaltó como uno de los baluartes del colectivo.

Hoja de servicios

Como lo lee, fueron 11 años rindiendo al máximo nivel y a la plata en el NORCECA, le siguieron el podio en los Centroamericanos de Maracaibo 1998 y con posterioridad las medallas de oro en San Salvador 2002 y Cartagena 2006.

Al mismo tiempo que Nurys Arias emergía como una prominente salidora, respetada en todos lados por sus cualidades en el ataque y el bloqueo, a la vez que esto sucedía, llegaron otros sucesos de gran relevancia, como el oro en los Juegos Panamericanos de 2003.

El legado

La emblemática jugadora del club Mirador en el Torneo Superior del Distrito Nacional, escogida como “Atleta del Año” en 1998 y Mejor Atacante en el Grand Prix de 2006, fue vital en el éxito de las dominicanas en la Copa Panamericana de 2008 y 2009.

Al momento de su retiro, Nurys Arias, quien había brillado a nivel de clubes en España e Italia, contaba en su haber con un total de 35 preseas de ellas 26 de oro, así como un camino labrado hasta el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano y allí está, claramente como el mejor de los homenajes.