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El venidero 19 de agosto en Budapest, capital de Hungría, se correrá las cortinas del XIX Campeonato Mundial de Atletismo y desde ya los amantes del universo de las pistas estamos expectantes por ver otra vez en acción a lo que más vale y brilla dentro del universo atlético en el orbe.
Esa es la perspectiva que se impone ahora mismo con el magno evento a la vuelta de la esquina como el que dice, pero antes, en París, seremos testigos de una especie de antesala de las mejores batallas que podríamos tener en suelo húngaro.
Como lo lee, este 9 de junio, el mítico Stade Charléty de la capital francesa acogerá la tercera parada de la prestigiosa Liga del Diamante y allí, una dominicana volverá a ser protagonista.
La figura
Hablamos de Marileidy Paulino, aquella que corría descalza por los caminos de su natal Don Gregorio, la que nunca cejó en el empeño y hace unos años, en la pista olímpica de Tokio, acaparó reflectores al colgarse medalla de plata en los 400 metros planos y en el relevo mixto 4×400.
A orillas del río Sena, la criolla buscará seguir esculpiendo un legado que después de aquella justa en la urbe nipona se enalteció con otra presea plateada en el Mundial de Eugene y la corona en la anterior edición de la Liga del Diamante.
El aval
Paulino, llega a territorio francés como primera del Ranking en su especialidad, luego de imponer su casta en la parada inicial de la lid, efectuada en Doha.
En Qatar, la antillana estampó un tiempo de 50,51, válido para superar en toda la línea a dos de sus sempiternas rivales, la estadounidense Shamier Little y la polaca Natalia Kaczmarek.
Días después en el Grand Prix de Los Ángeles, la caribeña pararía los cronómetros en 48,98, colgándose el oro y registrando la mejor marca del año.
El cara a cara que todos esperan
Esta es la estela que emerge de cara a la carrera de este 9 de junio, competencia que marcará el primer duelo entre Marileidy y la sensacional Sydney McLaughlin-Levrone, vigente campeona olímpica y mundial en los 400 metros con vallas, que hará su estreno en los 400 metros planos allí en París.
Toda pinta para que sea un preámbulo de la contienda que de seguro veremos en Budapest.
Como sea, con el Museo del Louvre y la Catedral de Notre Dame como testigos, como si de un lienzo impresionista se tratase, nuestra Marileidy buscará seguir haciendo historia y en este sentido, tal como dijera Enrique de Borbón en 1593, tras coronarse monarca de Francia…París bien puede valer una misa.
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