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Ha vuelto, así, con ese tono intrigante, como si de una novela negra o una película de suspenso se tratara. Ha vuelto, tal como suena, como si de un monstruo mitológico estuviésemos hablando; una especie de hidra, diría y la imagino con sus múltiples cabezas expandiéndose por todas partes.

Es el gran lastre de la sociedad dominicana y en estos días de júbilo y pasión desenfrenada por el resultado de los quisqueyanos en los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvadorel tema del racismo ha vuelto.

Antes

Volvió como en 2016, cuando las hordas cegadas por el odio arremetieron contra el estelar Luisito Pie, apenas horas después de haberse colgado la medalla de bronce en taekwondo durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Volvió como hace menos de un año, cuando las mismas hordas fueron con toda su xenofobia exacerbada contra Fiordaliza Coffil, después de haber puesto en alto el nombre de la República Dominicana en el Mundial de Atletismo de Eugene, erigiéndose en protagonista de ese metal dorado que obtuvo el relevo mixto 4×400.

La génesis

¿Por qué pasaba eso?… por ser descendientes de haitianos, que es lo mismo que ser un paria o algo parecido aquí, en territorio dominicano y está ahí, pasando delante de nuestros ojos y ahora fue el turno de Marysabel Senyu.

Como lo lee, la misma que a sus 23 años logró una medalla de oro histórica en la competencia de salto de altura que se efectuó en estas jornadas allá en la principal urbe salvadoreña, esa, Marysabel Senyu, la que quiere ser como la legendaria Juana Arrendel y los hechos demuestran que sí, que lo tiene todo para hacernos soñar y en grande, para pensar en otras medallas, en Panamericanos, en Mundiales y Juegos Olímpicos… Senyu es la nueva víctima de esos que andan disparando dardos envenenados a mansalva.

La expectativa es inmensa, pero Senyu como lo son Coffil y Pie y tantos otros, la línea de sangre de Senyu proviene del otro lado de la frontera y eso es un sacrilegio que, en este minuto, mientras escribo están castigando los de siempre.

La defensa de Marileidy Paulino

Hablan de la haitiana, de la negra esa, así con ese tono despectivo como si fuera cualquier cosa y no una de las grandes promesas del deporte dominicano en el contexto actual; hablan como si al hablar liberaran una rabia guardada por miles de años.

En este contexto, hace solo unas horas trascendió que la estelar Marileidy Paulino, había salido en su defensa:

  • “…Donde deberían de apoyar y halagar a toda esa juventud que lucha día a día; donde tenemos una familia que espera el pan por medio de nuestro sacrificio, seamos más humanos, para que Dios tenga compasión de nosotros mismos…”- precisó Paulino vía Twitter.

El origen del mal

Dicen que el origen del mal data de hace casi 100 años, cuando por órdenes expresas  del entonces dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo se llevó a cabo la denominada Masacre del Perejil, allá por 1937.

Cuentan historiadores y cronistas que la cifra de haitianos asesinados por aquel entonces estuvo entre los 9 mil y los 20000, pero aún hoy, es una cifra inexacta.

Dicen que el racismo comenzó allí y que hombres de notable calado intelectual como Manuel Arturo Peña Batlle se encargaron de legitimarlo, dándole formas a la doctrina trujillista que pretendía hispanizar la isla o blanquear, como usted prefiera.

La razón de la sinrazón

La idea cobra sentido si tenemos en cuenta que fueron tres décadas de constante bombardeo mediático y en la mentalidad del dominicano de la época, se enquistó la noción de que lo haitiano representaba el atraso.

Sin embargo, mucho antes, a mediados de 1700, en su obra Idea del valor de la Isla Española, el prominente letrado Antonio Sánchez Valverde asienta la perspectiva que los criollos de clase superior que vivían en el territorio caribeño se consideraban blancos.

En este punto, cabe recordar que franceses y españoles se repartieron el dominio de este pedazo de suelo antillano y  hasta ese entonces, de modo particular desde la llegada de Colón en 1492, era La Española.

El peso de la historia

Con el paso del tiempo, esa idea exclusivista y hasta cierto punto distorsionada por las elites de poder, en por del beneficio propio, esa idea exclusivista de las clases dominantes se fue cimentando.

Así llegó la Revolución Haitiana, luego la independencia dominicana, más tarde en 1822, el célebre caudillo haitiano Jean-Pierre Boyer lleva a cabo la invasión y en esos 22 años se prohíbe el español y se erradican tradiciones tan auténticas como las peleas de gallos.

En 1844 llegó la independencia, pero ya el daño estaba hecho y a partir de ese instante, a pesar de los discursos y el pensamiento liberal que promovió Juan Pablo Duarte, a partir de ese instante la división se entronizó, tomando su mayor dimensión en el periodo de la dictadura trujillista.

¿Por qué defender a Marysabel Senyu?

El peso de la historia está, sus enseñanzas recaen sobre nuestros hombros, ahora, nada, pero nada justifica el racismo contra Pie, Coffil y Marysabel Senyu, entonces…¿por qué defenderla?.

En primera instancia poror las mismas razones que aludió Marileidy Paulino y diría que un poco más.

Hay que defender a Senyu porque nació aquí y es tan dominicana como el mangú, porque a pesar de limitaciones para entrenar, de la falta de apoyo, de las incomprensiones y toda la sarta de dilemas perennes que golpean a los atletas nacionales, a pesar de eso, Marysabel Senyu ha ganado Campeonatos Nacionales, también Campeonatos Iberoamericanos y con su oro en los Centroamericanos, nos da motivos suficientes para soñar con una presea en los Panamericanos y hasta con las Olimpiadas de París, porque demostró hace solo unas horas que toda la gloria del mundo se puede resumir a esas fracciones de segundos donde se canta el himno y se ondea la bandera…¿habrá algo más que decir?