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Se dice fácil, pero fueron casi dos décadas compitiendo al máximo nivel, 17 años para ser exacto y por ello, cuando se retiró allá por 2015, era una figura respetada en el panorama deportivo de toda Quisqueya e incluso más allá.

Había nacido en San Pedro de Macorís, a comienzos de octubre de 1978, pero en ese entonces, cuando dijo adiós a su etapa profesional, Kelvin de León era   un referente de la actividad atlética en todo el continente y en España de igual modo esculpió su legado en la Primera División de la Liga de Balonmano de la nación ibérica.

El perfil

Atleta del Año en 2002, 2003 y 2007, de León se erigió como el líder indiscutible de aquella generación de jugadores que impusieron su clase sobre el rectángulo de 40 metros durante los Juegos Centroamericanos de 2002, 2006 y 2010, al ganar la medalla de oro en los respectivos torneos de balonmano correspondientes a dichas citas regionales.

De igual modo, nos referimos al baluarte que guió a la selección nacional dominicana al quinto puesto en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo en 2003 y al cuarto lugar obtenido en las ediciones de Guadalajara en 2011 y Toronto en 2015.

Una impronta marcada por la grandeza

En esos años, Kelvin de León descolló durante el Campeonato Panamericano de Primera División, certamen donde Dominicana logró la corona y el pase al Premundial de Chile en 2010.

A nivel de clubes, tal como decíamos al inicio, Kelvin de León hizo carrera en España, donde sentó pautas con la Universidad de Lleida, institución a la que llegó allá por 2001, llegando a quedar como máximo goleador de su club durante la zafra 2006-2007.

El 13 de noviembre de 2022, Kelvin de Leon fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, convirtiéndose en el primer representante del balonmano en tener un espacio reservado en el Templo de los Inmortales.